Turquía es el segundo peor país de Europa en materia de derechos LGBT+, según la ILGA

Turquía ocupa el puesto 48 de 49 países en el “Índice Arcoiris” de Europa de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA).

La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales de Europa (ILGA-Europe) es una agrupación internacional no gubernamental e independiente que reúne a más de 600 organizaciones y publica un informe anual desde 2009.

En el informe de 2021 de la asociación, Turquía ocupa el puesto 48 de 49 países en el “Índice Arcoiris” de la región europea.

El informe examina los avances realizados y ofrece ejemplos concretos de situaciones sobre el terreno a nivel nacional, país por país, de enero a diciembre de 2021.

En los últimos cuatro años Turquía ha estado ocupando el puesto 48, es decir, el segundo peor en el “Índice Arcoiris” de la ILGA-Europe.

Otros cambios notables en 2021 son que Dinamarca salta siete puestos para alcanzar el segundo lugar en la clasificación de 2022. La razón del salto de Dinamarca es que está tomando la delantera para llenar las lagunas antidiscriminatorias en la legislación actual, incluyendo la Ley de Igualdad de Trato, que cubre la salud, la educación, el empleo, la provisión de bienes y servicios, y el código penal para incluir la orientación sexual, la identidad de género, la expresión de género y las características sexuales (SOGIESC) como factores agravantes en los delitos de odio.

Cada vez hay más países que avanzan hacia la igualdad, reconociendo y protegiendo debidamente las realidades vividas por las personas. Islandia recibió puntos por su reconocimiento legislativo de la paternidad trans, entre otras cosas, mientras que Alemania introdujo la prohibición de la mutilación genital intersexual y Francia prohibió la llamada “terapia de conversión” basada en la orientación sexual y la identidad de género.

Tras años de estancamiento, existe un movimiento legislativo positivo en Grecia, Letonia, Lituania, Serbia, Eslovaquia y Eslovenia, que contrarresta la idea de que existe una división entre Oriente y Occidente en cuanto a los derechos de las personas LGBTI+ en Europa, y ofrece a los gobiernos de estos países grandes oportunidades para apuntalar la democracia mediante su adopción y aplicación.