Entrevista al Secretario General del Partido FARC Rodrigo Londoño

Rodrigo Londoño ex jefe del Estado Mayor de las insurgentes FARC-EP reflexiona en esta entrevista, sobre la actualidad política e institucional de Colombia

Su nombre es Rodrigo Londoño, más conocido por su apodo guerrillero,Timochenko. Fue jefe del Estado Mayor de las insurgentes FARC-EP colombianas, la más numerosa y veterana de las guerrillas de ese país sudamericano. Actualmente es Secretario General del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).


Aquejado de un problema de salud en plena campaña electoral durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Thimochenko tuvo que retirarse de la contienda, pero más allá de esa contingencia la fuerza política legal que encabeza está encargada de certificar el cumplimiento de los llamados Acuerdos de Paz de La Habana. Sus reflexiones sobre la actualidad política e institucional de Colombia nos ofrecen una interesante mirada sobre los retos actuales de ese país sudamericano que van más allá de lo coyuntural, buscando el nuevo país por el que siguen luchando los
ex-guerrilleros.


La primera pregunta es personal pero también obligada ¿Cómo se encuentra de
salud?


La recuperación en materia de salud está prácticamente cumplida. Me siento perfectamente, y ya he asumido las diversas tareas políticas al frente de la dirección del partido. Hablemos de la reciente elección presidencial colombiana con un ganador, el uribista Iván Duque, que ha manifestado opiniones poco reconfortantes sobre los acuerdos de paz

¿En qué medida cree que Duque pueda revertir los acuerdos de La Habana?


Los Acuerdos de La Habana son eso, acuerdos de voluntad de los que nacen obligaciones para ambas partes firmantes. El Centro Democrático, de Iván Duque, se ha caracterizado por su política abierta en contra de soluciones de paz y reconciliación en nuestro país, y ahora, al llegar de nuevo a la Presidencia, intentará cumplir con sus propósitos de modo unilateral. Pero va a hallar serias dificultades con eso. El país ha cambiado, no es el mismo de los primeros años de gobierno de Uribe. Los Acuerdos de La Habana están blindados por normas constitucionales y reconocimientos internacionales. Y hay una enorme cantidad de colombianos dispuestos a defenderlos en las calles. La lucha de clases no se detuvo con los Acuerdos, asumió sí formas distintas. En eso estamos.

Recientemente hubo algunos cambios en el legislativo colombiano a la Jurisdicción.Especial para la Paz, (JEP) y se habla de más modificaciones de fondo ¿cómo se puede evitar que se desnaturalice la JEP?


Si algo parece preocupar a la extrema derecha colombiana, es la posibilidad de que el país y el mundo conozcan la verdad sobre el conflicto colombiano de medio siglo. El sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición que se pactó en La Habana, tiene a la JEP como componente fundamental, es por ello blanco predilecto de los sectores civiles comprometidos en grandes crímenes. Harán todos los esfuerzos para impedir que su impunidad histórica salga lastimada de algún modo. Pero igual que le decía antes, el país ya no es el mismo. El embrujo uribista ha declinado considerablemente y otros criterios terminarán primando.

Las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) no parecen tener muchas perspectivas en este contexto nacional y regional, de avance de las derechas ¿Como ven las opciones de que la Paz sea un proceso verdadero y definitivo para la sociedad colombiana como se planteó en los acuerdos de La Habana?.


La paz, el fin de la confrontación armada entre colombianos, es una aspiración latente en el corazón de la inmensa mayoría de los ciudadanos nacionales. La derecha pretende humillar al adversario, reducirlo y castigarlo de manera ejemplar, someterlo al escarnio y presentarlo como el único responsable de todo lo sucedido. Ahí radica la gran diferencia. 
Los colombianos tenemos la tarea histórica de desentrañar lo que realmente ocurrió y ocurre. Es un largo proceso que ha cumplido etapas muy importantes como la de los Acuerdos de La Habana con las FARC. El ELN busca hallar su propio camino y es importante que asuma con audacia los nuevos retos de la lucha. Creemos que la paz ya no tiene reversa, que Colombia terminará por superar la era de la violencia.


¿Qué valoración han hecho de la primera experiencia en el campo político-electoral
como partido? ¿Y cómo están organizando el trabajo en la sociedad?

Somos una fuerza nueva, que llega al escenario electoral precedida por una campaña de difamación y desprestigio enormes. Los grandes medios de comunicación, propiedad de poderosos intereses económicos, enfilaron durante años su acción contra nosotros y eso juega un papel importante en la mentalidad de la gente. No hubo la reforma electoral que se pactó en La Habana y fuimos blanco de numerosos sabotajes oficiales, como pasó con la retención de los recursos para la campaña. El hecho de que nuestros candidatos al Congreso de todas formas ocuparan escaños, sacaran o no los votos necesarios, movió a mucha gente a inclinarse por otras opciones con un sentido práctico. También tenemos que contar con nuestra inexperiencia, con la improvisación que nos imponen los hechos inmediatos. De todas formas obtuvimos un respaldo considerable, por cada militante
hubo al menos cinco votantes. Estamos empezando. Pero mire el resultado electoral en las presidenciales, la votación obtenida por Gustavo Petro es la votación de la gente que está por la paz, por la implementación de los Acuerdos de La Habana, por las grandes transformaciones. Se trata de un movimiento amplísimo y creciente.


¿El caso judicial montado en contra del dirigente de las FARC Jésús Santrich, junto
a otras acciones como la amenaza de cancelar de algunos Espacios Territoriales de
Capacitación y Reinserción donde se agrupan los ex-guerrilleros, son malas señales?

Uno puede ponerse a observar los elementos negativos y echarse a la espalda el más oscuro de los pesimismos. Pero también puede mirar los grandes avances de conciencia, organización y movilización de la inconformidad en nuestro país. Por primera vez en la historia, todas las fuerzas de la derecha, del militarismo y la corrupción se vieron obligadas a formar un solo frente para evitar la derrota a manos de los sectores progresistas, democráticos y revolucionarios. Quiere esto decir que hay grandes expectativas y esperanzas de cambio. Que en el camino se atraviesan obstáculos y
trampas es esperable, luchamos contra una oligarquía históricamente traicionera. Un revolucionario no puede dejar de correr riesgos, por el contrario debe saber prepararse y organizarse para vencerlos. De eso se trata y en eso estamos.


¿Cómo valoran los más de 8 millones recabados por el candidato a Presidente, por
la izquierda, Gustavo Petro?


La reacción de la sociedad colombiana ha sido la votación altísima que obtuvo Gustavo Petro en las elecciones presidenciales. Estos son votos conscientes por la paz y la implementación de lo acordado, al contrario de los votos por Duque, obtenidos mediante una campaña de mentiras y engaños. No sé hasta qué punto sea válido diferenciar a la sociedad colombiana y la izquierda que votó por Petro. Creo más bien que la izquierda ha logrado por primera vez superar su público tradicional para llegar a muchísimos colombianos inconformes y que quieren un cambio. Los Acuerdos de La Habana estaban avalados por diversos actores internacionales 

¿Qué papel consideran que deben jugar en estos momentos estos países,
personalidades, garantes y acompañantes, para que se cumpla lo acordado?


Nos quedaría mal querer trazar líneas de acción a la comunidad internacional. Ella, con la forma de la Unión Europea, diversos gobiernos del viejo continente, las Naciones Unidas, etc., jugó un papel muy importante en la concreción final de los Acuerdos de Paz. El gobierno de Santos sintió en buena medida, la presión internacional, para que acelerará y profundizará la implementación de lo acordado. Creemos que la presión será mayor para Duque, a quien un sector de su partido, el más radical, pretende conducir al incumplimiento descarado y la transformación unilateral, de lo pactado en La Habana.
Diversos mecanismos internacionales terminarán jugando su papel, estamos seguros. La credibilidad que las FARC ganamos en la comunidad como consecuencia de nuestro cumplimiento de la palabra, terminará por volverse contra cualquier gobierno tramposo.