Jina Mahsa Amini recibe sepultura entre crecientes protestas

La joven kurda Jina Mahsa Amini murió a consecuencia de la tortura a la que fue sometida por la policía moral iraní. Tras su funeral estallaron fuertes protestas duramente reprimidas.

El sábado resonó la consigna “Jin, Jiyan, Azadî” (mujer, vida, libertad) en el cementerio de Ayçi en Seqiz (Saqqez), en el Kurdistán iraní o Rojhilat. Conmocionados pero decididos, familiares y conocidos se despidieron de Jina Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años que murió el viernes en un hospital de Teherán tras ser detenida y torturada por la policía moral iraní.

Varios miles de personas se reunieron en torno a su tumba, donde muchas mujeres se arrancaron los pañuelos de la cabeza y gritaron: “No perdonaremos, no olvidaremos. Muerte al dictador”, en referencia al “Líder Supremo” Alí Jamenei, líder político y religioso en Irán desde 1989.

Las fuerzas de seguridad del régimen quisieron impedir que el funeral de la joven se convirtiera en una manifestación multitudinaria y amenazaron a sus padres con medidas represivas. “Las autoridades llegaron a exigir que el funeral se celebrara sin ningún tipo de ceremonia y a puerta cerrada. Pudimos impedirlo”, dijo Soma Rostami, de Hengaw, una organización kurda de derechos humanos. La razón aducida para impedir el funeral fue que querían evitar “tensiones”.

Jina Mahsa Amini fue detenida el martes por la llamada policía moral y religiosa iraní durante una visita familiar en la capital, Teherán, por no llevar el hiyab como está prescrito. La policía la trasladó a comisaría para, según arguyó, llevar a cabo “medidas de concienciación y formación” sobre el código de vestimenta, y salió en coma. Según la policía, se desmayó allí por un fallo cardíaco. Su muerte se confirmó el viernes.

El relato de la familia sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Amini difiere significativamente de la versión oficial: la joven fue violentamente detenida en presencia de su hermano porque su pañuelo no estaba bien fijado y se le veían algunos mechones de pelo. Según otras versiones, Jina Mahsa Amini fue golpeada en la cabeza tras la detención, lo que le provocó una hemorragia cerebral que le condujo al coma y, finalmente, la muerte. La policía iraní rechaza con vehemencia este relato y ha intentado demostrar su versión con grabaciones de vídeo no verificables.

Tras el funeral de Jina Mahsa Amini, una multitud enfurecida se manifestó en Seqiz frente a la oficina del gobernador y exigió que se castigara a los responsables de la muerte de la joven de 22 años. Los carteles con los retratos de Jamenei fueron arrancados de las vallas publicitarias en muchas partes de la ciudad. La policía iraní disparó proyectiles de gas lacrimógeno contra la gente y, según Hengaw, al menos 13 personas resultaron heridas, entre ellas dos menores y tres mujeres. Un manifestante fue alcanzado por un proyectil en la cabeza y se desplomó cubierto de sangre. Según la organización de derechos humanos, su estado es extremadamente crítico. A pesar de todo, los manifestantes consiguieron compartir numerosos vídeos de las protestas en las redes sociales. Por su parte, las organizaciones de la sociedad civil han convocado una huelga general en todo el Kurdistán Oriental.

Los códigos de vestimenta se aplican con violencia

En Irán existen códigos de vestimenta estrictos para las mujeres desde la Revolución Islámica de 1979. Sin embargo, durante el mismo tiempo, las mujeres, especialmente en las metrópolis, los han ignorado, para disgusto de los políticos ultraconservadores. El gobierno de Teherán y los partidarios de la línea dura en el Parlamento llevan meses intentando hacer cumplir las leyes islámicas de forma más estricta. La policía moral llega a utilizar la fuerza para garantizar el cumplimiento de los códigos de vestimenta, lo que ha provocado protestas y reacciones desafiantes de las mujeres en las últimas semanas.

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