Pese a todas las contradicciones entre Irán y Turquía, los dos regímenes forman un bloque misógino y reaccionario común. Esto vuelve a demostrarse con la amenaza de extradición que pesa sobre la activista iraní por los derechos humanos, Maryam Shariatmadari.

En 2018, las autoridades iraníes arrestaron a la estudiante de computación Shariatmadari por su participación en una protesta en contra del uso obligatorio del velo. La activista ya había sido atacada previamente por la policía iraní por sacarse públicamente su pañuelo de la cabeza en protesta por el régimen misógino de Irán. Tras su liberación, Shariatmadari huyó a Turquía. Su familia en Teherán se convirtió entonces en blanco de crecientes ataques de autoría desconocida.

Shariatmadari fue condenada a un año de prisión por, supuestamente, “fomentar la corrupción desechando el hiyab”. Shariatmadari fue defendida por la abogada y defensora de los derechos humanos iraní Nasrin Sotoudeh, actualmente encarcelada por su labor en materia de derechos humanos.

Maryam Shariatmadari ha sido detenida ahora en Denizli, al oeste de Turquía, y enviada a prisión preventiva. Existe el riesgo de que sea extraditada a Irán.