Guardias fronterizos iraníes matan a tiros a dos kolbars en Sardasht

Dos kolbars murieron por disparos de guardias fronterizos iraníes en incidentes separados en las zonas fronterizas de Bitush en Sardasht, provincia de Azerbaiyán Occidental, y Bastam en Saqqez, provincia de Kurdistán, el 13 de abril.

REPRESIÓN

La Red de Derechos Humanos del Kurdistán (KHRN) ha informado que un grupo de kolbars en las zonas montañosas de la aldea de Bitush en Sardasht fueron atacados por guardias fronterizos, lo que resultó en la muerte de Mehrdad Abdollahzadeh, un kolbar de 20 años de la aldea de Maraghan en Sardasht.

Abdollahzadeh cayó desde una altura tras ser alcanzado por los disparos de los guardias fronterizos.

Al mismo tiempo, otro kolbar, Omid Saeidi, fue asesinado a tiros por guardias fronterizos en la zona fronteriza de Bastam, según supo la KHRN.

Los guardias fronterizos abandonaron a Saeidi después de dispararle, y su cuerpo fue encontrado después de varias horas de búsqueda por parte de la población local.

En las últimas tres semanas, cuatro kolbars han sido asesinados por guardias fronterizos iraníes en las zonas fronterizas de Nowsud y Baneh. Otros cinco kolbars han muerto por congelación, ataques cardíacos y caídas desde altura.

El Kurdistán Oriental se ha hundido cada vez más en la pobreza a lo largo de los años debido a las políticas deliberadas del régimen iraní y se destaca como una de las regiones más pobres de Irán. En comparación con otras regiones, la zona ha recibido una inversión significativamente menor y el desarrollo se ha frenado deliberadamente. No se permitió que la agricultura y la industria se desarrollaran y, como resultado, el desempleo alcanzó el nivel más alto en Irán.

Frente a políticas de discriminación, opresión y empobrecimiento, transportar mercancías de contrabando no es una opción sino una necesidad para sobrevivir.

Kolbar proviene de las palabras kurdas "kol" (espalda) y "bar" (cargar). Los kolbars se ganan la vida transportando cargas a lo largo de la peligrosa frontera. Entre sus cargamentos figuran cigarrillos, teléfonos móviles, ropa, artículos para el hogar, té y, rara vez, alcohol. Caminan por terreno peligroso para continuar este comercio entre el Kurdistán del Sur y el Este. Los bienes que traen se venden a precios elevados en Teherán, pero los kolbars que arriesgan sus vidas por ellos reciben un pago muy modesto.

Los intermediarios que reciben las entregas y encuentran compradores en las ciudades se llaman kasibkars.

Los kolbars y kasibkars tienen entre 13 y 70 años. Algunos sólo terminaron la escuela primaria, mientras que otros son graduados universitarios. Llevan cargas porque no encuentran otro empleo. En los últimos cinco años, unos 300 kolbars y kasibkars fueron asesinados a sangre fría. No hay estadísticas absolutas disponibles sobre las muertes.