Tras dos días de tensos debates, los socialistas obtuvieron los votos de 179 diputados, superando la mayoría absoluta de 176 y restituyendo a Sánchez como presidente del Gobierno.

Francina Armengol, presidenta del Parlamento, anunció que la Asamblea había aprobado un voto de confianza a Pedro Sánchez.

Este voto de confianza pondrá fin al bloqueo que persiste desde las elecciones legislativas del 23 de julio y permitirá a Sánchez formar un nuevo gobierno con sus aliados de la coalición de izquierda, Sumar.

El presidente del Gobierno ha tenido que negociar duramente para asegurarse el apoyo de varios partidos regionales, vital en un Parlamento autonómico. En particular, Sánchez se aseguró el apoyo del partido del independentista catalán Carles Puigdemont, refugiado en Bélgica.

Al aceptar apoyar a Sánchez, el partido de Puigdemont, Junts per Catalunya, hizo posible que pronto se apruebe una ley de amnistía para los independentistas procesados durante el mandato del anterior presidente de la oposición, Mariano Rajoy.Al explicar a los diputados sus prioridades en su nuevo cargo, el Presidente Sánchez afirmó que la amnistía pretendía "cerrar las heridas" del pasado y asegurar la unidad de España mediante el diálogo y el perdón.

Sin embargo, la oposición de derechas acusa a Sánchez de aceptar la amnistía para mantenerse en el poder, advirtiendo de que la medida podría vulnerar el estado de derecho. Las manifestaciones organizadas por los opositores a la amnistía continúan en España, especialmente en Madrid.