La entrevistada ofrece una visión exclusiva de la situación de las mujeres jóvenes en Colombia, destacando la alarmante violencia en su contra y las formas en que las mujeres jóvenes están construyendo estructuras colectivas de organización y autodefensa contra la violencia que enfrentan.
Yimenez también habla de cómo se enteró por primera vez de la lucha de las mujeres kurdas y cómo se inspiró en la lectura de libros del líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, a quien describe como la imagen de “un verdadero compañero en la lucha”.
-¿Podría presentarse brevemente a usted y a su organización?
-En los últimos dos años hay una pregunta que me ha estado rondando la cabeza y es: ¿qué es la libertad? Esto me ha llevado a integrar grupos que plantean esa misma pregunta. Yo diría que soy una mujer en busca de la libertad. En cuanto a los grupos de los que formo parte, uno es un laboratorio de investigación antipatriarcal del sur, conformado por antropólogas y sociólogas de la Universidad de Caldas. Nuestro interés es desafiar a la academia, que reproduce actitudes y mentalidades patriarcales y capitalistas. Por otro lado, formo parte del Comité de Solidaridad con Kurdistán en Manizales, con el objetivo de dar a conocer, apoyar y difundir las luchas de los pueblos.
-¿En qué consiste su trabajo dentro del Comité de Solidaridad con Kurdistán en Manizales?
-Este comité se ha consolidado en Manizales desde hace un año. Al principio, la compañera que abrió el camino en esta ciudad lo pensó como un espacio donde los colectivos de mujeres pudiéramos aprender del movimiento revolucionario de mujeres de Kurdistán, de su ideología así como de su compañerismo y accionar. Actualmente, el trabajo es el mismo, difundir la revolución de las mujeres de Kurdistán así como todo el paradigma que Rêber Apo [Abdullah Öcalan] ha construido junto al movimiento. Para ello nos hemos apoyado en presentaciones del libro “Mujer, Vida, Libertad”, así como en espacios de escritura donde nos inspiramos en este libro.
-¿Cuál es la situación actual en Colombia y cuáles son los retos que enfrentan usted y su movimiento?
-Colombia vive desde hace mucho tiempo un conflicto armado muy severo que afecta especialmente a las personas de las zonas rurales del país. Por otro lado, el capitalismo y todas sus políticas neoliberales han aumentado la precariedad de las personas, la falta de educación, la privatización de las universidades, la explotación laboral y el individualismo. En Colombia también hay una alarmante violencia contra las mujeres, las mujeres trans y las niñas. La situación de explotación sexual también es preocupante y, personalmente, me hace pensar que efectivamente hay una guerra contra las mujeres, lo que nos pone a prueba.
En términos de colectividad, siempre he sentido que hay un gran desafío en cuanto al individualismo y la indiferencia de las mujeres jóvenes y de la sociedad frente a los problemas que enfrentamos, por lo que estos procesos de militancia a veces los llevamos una o dos personas. En los procesos en los que he estado involucrada me he encontrado de frente con esta situación, lo que me ha llevado a reflexionar sobre nuestra salud mental y nuestra lucha. La carga de la vida diaria nos agobia y esto en parte también afecta la comunicación y la organización.
Sin duda, la organización colectiva está en el corazón de un proceso político militante. Nos dimos cuenta que para la organización colectiva es necesario pensar en la distribución del trabajo, no de manera equitativa, sino desde una perspectiva de cuidados. Es mejor distribuir de acuerdo al tiempo, la salud y las capacidades emocionales de cada compañera.
Otra situación que merece reflexión es que el trabajo colectivo no puede seguir teniendo la dinámica de una o dos personas trabajando en nombre de un colectivo, es una sobrecarga enorme y seguir con esas dinámicas no aporta a las transformaciones que pretendemos.
-¿Cómo entró en contacto con el movimiento kurdo y con el pensamiento y la filosofía de Abdullah Öcalan?
-Durante la marcha del 8 de marzo de este año en Manizales conocí el movimiento kurdo, especialmente la parte sobre la revolución de las mujeres en Rojava. El comité de solidaridad salió ese día, y en una conversación me contaron muy brevemente lo que está pasando en Kurdistán. Sin embargo, fue cuando asistí a la presentación del libro “Mujer, Vida y Libertad” cuando me interesé mucho más, y al leer el libro completo, me ayudó a entender la importancia del movimiento de liberación de Kurdistán para la transformación social de este siglo y a acercarme mucho más a la filosofía de Rêber Apo, aunque hoy considero que todavía me falta profundizar mucho más.
-Al leer los escritos de Öcalan, ¿qué le llamó específicamente la atención?
-En el libro “Mujer, Vida y Libertad” explican cómo Rêber Apo animó a las mujeres de Kurdistán a conocerse, a crear su propia fuerza, voluntad y pensamiento. Cuando surgieron las primeras comandantes mujeres, él las apoyó, las inspiró a hacerlo de otra manera, a hacerles creer en su forma específica de lucha como mujeres. Más allá de sus escritos, de conocer su trabajo en la sociedad, de cómo Reber Apo acompañaba a las mujeres –debatían, les mostraba la importancia de leer, de adquirir conocimientos, de cuestionar–, ese trabajo es lo que más me llama la atención de él. Además, me impacta mucho porque es una persona que está con las mujeres y lucha con ellas por la libertad de la sociedad, es la imagen de los hombres que las mujeres necesitan, es la imagen de un verdadero compañero de lucha.
-Con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ¿podría hablarnos de la situación de las mujeres (jóvenes) en Colombia?
-Hablaría de la pérdida de nuestro poder, reconociéndome claramente reflejada en ello. Nosotras, las jóvenes, nos estamos perdiendo en promesas vacías de futuro. Estamos determinando nuestro valor según el dinero de nuestras cuentas, estamos gastando horas y horas entregando nuestra vitalidad a trabajos precarios, nuestra fuerza para crear para la sociedad misma se olvida, estamos preocupadas por sostener una imagen bella. Esto se complica aún más con las redes sociales. Necesitamos una mejor crítica social del mundo que habitamos, un cuestionamiento profundo, como enseña el movimiento de Kurdistán, profundo en el sentido de cambiar nuestros pensamientos y actitudes individualistas y patriarcales. Las jóvenes en Colombia estamos cayendo en la trampa del éxito en términos capitalistas, y estamos perdiendo nuestro fuego interior. A pesar de esto, hay mujeres jóvenes en Colombia que resistimos fuertemente a esta dominación de nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestros pensamientos, nuestros sueños, y estamos comprometidas a luchar por una vida libre, sin saber aún qué es la libertad.
-¿Cómo se organizan las mujeres en sus estructuras? ¿Qué inspiración han encontrado en el movimiento de mujeres kurdas?
-Dentro de los dos procesos colectivos en los que participo, nuestras decisiones son horizontales. Todas participamos de la misma manera en las actividades propuestas. En el movimiento de mujeres kurdas, muchas de sus propuestas y acciones son inspiradoras, una parte es sobre lo individual y la otra sobre lo colectivo. En cuanto a la individualidad, la necesidad de auto observación constante para reconocer actitudes, acciones y pensamientos individualistas, patriarcales y capitalistas es una propuesta súper necesaria e importante, ya que coincido en que la transformación que buscamos como sociedad debe pasar primero por nuestros cuerpos y experiencias.
Por otro lado, como colectivo, y a través del trabajo de investigación antipatriarcal, me inspira mucho la propuesta de Jineoloji (ciencia de la vida y de las mujeres): es muy reveladora porque, por supuesto, entendí que para buscar y crear una vida libre debemos conocer nuestra historia y saber por qué la dominación, la opresión y la violencia han avanzado tanto en nuestras sociedades. Como parte de la lucha también debemos iluminar la historia, hacer nuestra propia ciencia y conocer el pasado.
-¿Cuáles son sus expectativas para las protestas del 25 de noviembre de este año?
-Bueno, en Colombia las marchas en las ciudades siempre son multitudinarias y atraen a muchas mujeres y diversidades sexuales. Teniendo en cuenta que el año pasado en la ciudad de Bogotá las marchas fueron reprimidas, espero que este año sean bien concurridas y que las mujeres puedan marchar con seguridad y alegría. Espero también que en ciudades y pueblos más pequeños la organización y las protestas sean más fuertes.
Notas:
*Nombre cambiado para proteger el anonimato.
FUENTE: Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina