Tras la ejecución de Majid Kazemi, Saleh Mirhashemi y Saeed Yaghoubi, los habitantes de Zahidan salieron a la calle tras la oración del viernes y comenzaron a protestar. Los activistas portaban fotos de los tres presos políticos ejecutados.

También se registraron protestas en Isfahán, así como en Teherán.

Los tres hombres fueron acusados de violencia mortal contra agentes de seguridad durante las protestas antigubernamentales del año pasado, a pesar de las objeciones de grupos de derechos humanos.

Los tres hombres fueron condenados por "moharebeh", término jurídico islámico que significa "hacer la guerra contra Dios", por utilizar armas, formar un grupo para socavar la seguridad nacional y cooperar con el Muyahidín-e-Jalq (MEK), grupo con sede en Europa que Teherán considera una organización "terrorista".

Los tres hombres fueron sometidos a tortura, obligados a hacer confesiones televisadas y privados de las debidas garantías procesales, según grupos de derechos humanos.

Irán ha ejecutado a siete personas en relación con las protestas.