El 21 de diciembre, los soldados entraron y registraron el pueblo con varios vehículos. 

Los residentes informaron a la Agencia de Mezopotamya sobre el acoso al que se vieron expuestos durante el registro. Los vecinos afirmaron que durante el registro se rompieron numerosos objetos de las casas.

No se encontró nada durante el registro, pero los soldados ordenaron una excavación arbitraria, diciendo que había un campamento debajo de la casa de Zeki Sayak, de 85 años de edad, que había sido detenido dos veces.

Las mujeres protestaron contra la excavación de los soldados y fueron recibidas con violencia. Los habitantes del pueblo afirmaron que "insultaron a las mujeres que protestaban y las golpearon. Les quitaron las colchas y las registraron. Había gente buscada en el pueblo y preguntaban dónde se escondían. Dijimos que no vivían en el pueblo. No queda nadie en el pueblo debido a la fuerte represión. Sólo mujeres, niños y algunos ancianos. Los niños temblaban de miedo y lloraban. Los soldados sabían que no hay gente buscada en el pueblo, pero continuaron con los registros para torturar a las familias".

Durante el registro, algunos de los móviles de los pueblos fueron confiscados y otros rotos por los soldados.

Señalando que los pueblos en las zonas montañosas son de difícil acceso debido a las condiciones de invierno, dijeron: "Hay provisiones de invierno en las casas. Los soldados sirvieron la comida. ¿Cómo podemos arreglárnoslas sin provisiones este día de invierno? Saben que la gente que buscan no está aquí. Amenazaron a las mujeres y dijeron que si la gente buscada no venía, volverían a asaltar el pueblo".

Los vecinos pidieron a las organizaciones de derechos humanos y a los legisladores que examinaran lo ocurrido en la aldea.