Koldo Saenz De Benito, Secretario de Relaciones Internacionales del Sindicato de Trabajadores del País Vasco (LAB), es uno de los partidarios de la campaña mundial «Libertad para Öcalan, solución política a la cuestión kurda», y hablado con ANF sobre la reunión de Imrali, así como sobre los próximos pasos que podría dar la campaña internacional.
El sindicato LAB anunció recientemente su apoyo a la campaña mundial que aboga por la libertad del líder kurdo Abdullah Öcalan. Tras 43 meses de aislamiento, Öcalan pudo reunirse recientemente con su sobrino, Ömer Öcalan. ¿Cómo interpreta el significado de esta visita tras un periodo de aislamiento tan prolongado? ¿Qué impacto cree que puede tener en el propio Öcalan, en sus partidarios y en la comunidad kurda en general?
Creo que en esta cuestión hay diferentes parámetros para analizar un acontecimiento que ha tenido una relevancia muy grande.
Por un lado, está el hecho político de que las autoridades turcas permitieran a la familia visitarle después de 43 meses de aislamiento total, sin que nadie tuviera información sobre su situación y sin saber siquiera si estaba vivo. Sin duda, debemos decir que la campaña ha conseguido la fuerza suficiente para obligar a Turquía a dar este paso, y debemos felicitarnos por ello, porque los esfuerzos de quienes hemos exigido la libertad de Abdullah Öcalan han dado resultados.
Por otro lado, está la dimensión humana de una persona en una situación extrema que, después de tanto tiempo, ha tenido la oportunidad de ver a un ser querido, y también, por supuesto, para la comunidad kurda que ha visto que Öcalan está vivo y bien y que su lucha política ha dado algunos resultados.
Para quienes conocemos de primera mano las experiencias de los presos políticos, sabemos la importancia humana y política que tiene para el preso el contacto con su familia, sus amigos y su comunidad. El aislamiento intenta romper todo eso, intenta quebrar al preso quitándole lo que es más importante en su vida, que es la familia, los amigos, la comunidad y la gente. Sin duda, la visita de su sobrino fue una alegría personal inimaginable y un refuerzo de sus convicciones políticas.
En su reciente mensaje a la opinión pública, Abdullah Öcalan hizo hincapié en que persisten las condiciones de aislamiento, pero expresó que, si se le da la oportunidad, dispone de los medios teóricos y prácticos para cambiar el proceso de un ciclo de conflicto y violencia a un marco político y jurídico. ¿Cómo interpreta el mensaje de Öcalan? ¿Qué podría significar este cambio para la cuestión kurda y para los esfuerzos de paz en la región?
Mi interpretación es que su mensaje va en la dirección ya expresada anteriormente. Creo que está intentando crear las condiciones políticas para pasar de un escenario de violencia y guerra a un escenario democrático para buscar una solución política y democrática completa a la cuestión kurda. Salvando las distancias, es similar a los pasos dados por la izquierda independentista vasca para buscar un escenario de paz y democracia, sacando de la ecuación la violencia armada de ETA. Creo que Abudallah Öcalan está intentando avanzar hacia un escenario democrático, en el que sea sólo el pueblo kurdo el que decida su futuro político en paz y democracia, y creo también que no hay nada más democrático que eso.
Esto me recuerda cuando el histórico líder palestino Yasser Arafat se dirigió a las Naciones Unidas diciendo que venía con un fusil en una mano y una rama de olivo en la otra. Haciendo un paralelismo con aquella situación, desde mi humilde posición, hago un llamamiento a todos para que no dejemos caer la rama de olivo.
Últimamente, en el clima político de Turquía se han reanudado los debates sobre la búsqueda de una solución política a la cuestión kurda. ¿Qué opina de estos debates? ¿Las considera un paso adelante, o cree que se necesitan acciones más sustanciales?
El mero hecho de que pueda abrirse un debate sobre una resolución política de la cuestión kurda es positivo, pero desgraciadamente no es suficiente. En mi opinión, para que dicho proceso llegue a un escenario democrático, tiene que haber un consenso entre las partes en conflicto, así como el apoyo y la mediación de la comunidad internacional. La paz en el Kurdistán es algo bueno para todos, y aunque la paz siempre tiene enemigos poderosos, es necesario convencer a las partes de que la paz es una situación en la que todos ganan. Por eso la comunidad internacional no puede mirar hacia otro lado y tiene que explorar mecanismos políticos con el objetivo de buscar la paz con justicia en el Kurdistán, porque sin duda sería una muy buena noticia para la región y para el mundo entero.
En este sentido, creo que la organización solidaria debe seguir empujando en esta dirección. Debemos seguir apoyando la petición que Abdullah Öcalan nos ha hecho llegar, exigiendo a la comunidad internacional que no desaproveche esta oportunidad.
La campaña mundial por la libertad de Öcalan ha desempeñado sin duda un papel importante para facilitar esta reciente reunión tras 43 meses de silencio. ¿Qué importancia considera que tiene esta campaña en la lucha más amplia por la liberación de Öcalan? De cara al futuro, ¿qué otras medidas deberían adoptarse para garantizar su libertad y apoyar la causa kurda en general?
Como dije al principio, creo que la reunión que tuvo lugar tras 43 meses de aislamiento no se habría producido sin la presión internacional que hemos ejercido. No cabe duda de que para mover las posiciones de una potencia como Turquía es necesario acumular mucha fuerza. Lo hemos conseguido y por ello tenemos que estar muy contentos. Desgraciadamente, sin embargo, nada terminó con esta reunión, aunque creo que algo empezó ese día. Creo sinceramente que ese día se empezó a romper la impunidad de Turquía y que esa reunión fue el comienzo de una nueva fase de la lucha. Por eso, lo ocurrido debe darnos ánimos suficientes para seguir creyendo que la libertad de Öcalan y del Kurdistán es posible y alcanzable. Este debe ser el reto para el futuro, seguir acumulando fuerzas para presionar por la libertad de Abdullah Öcalan y por un escenario de negociación y diálogo para una resolución democrática de la cuestión kurda.