En el último mes se ha completado la construcción de tres nuevas presas en Hakkari. Estas presas y centrales eléctricas se han construido, supuestamente, por seguridad.
Por otro lado, y con una población de 200.000 habitantes, en Hakkari hay una cárcel. Por ello, la noticia de que se van a abrir otras dos nuevas prisiones ha provocado indignación y malestar entre la gente.
Casi cada familia en Hakkari tiene a uno de sus miembros encarcelado. El Estado aplica aquí la ley marcial, la democracia y los derechos humanos permanecen suspendidos y el desempleo y la pobreza alcanzan cotas muy altas. Pero pese a todas las presiones estatales, el pueblo de Hakkari sigue resistiendo.
A causa de esta postura inquebrantable del pueblo de Hakkari, se han construido cientos de comisarías y puestos de policía en los centros y valles de todas las provincias. El Estado turco ha construido además presas y plantas de energía hidroeléctrica en casi todos los arroyos de agua alegando razones de seguridad. La construcción de estas presas significa la destrucción de la naturaleza y miles de desplazados.
El gobierno del AKP-MHP ha construido dos nuevas cárceles, 25 plantas hidroeléctricas y presas, 300 comisarías y puestos de policía. Muchas de estas presas y plantas hidroeléctricas fueron construidas en el valle de Zap, lo que provocó que la mayor parte del valle se secara y destruyendo su vida natural.