El representante del pueblo kurdo Abdullah Öcalan lleva 22 años en aislamiento casi total. Instituciones internacionales como el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) han condenado este aislamiento, sin embargo, estas condenas no tuvieron prácticamente ninguna consecuencia para Turquía, que siguió endureciendo el régimen de aislamiento de Imrali. En esta entrevista con ANF, el abogado y defensor de los derechos humanos Tim Engels, que ejerce en Düsseldorf, habla de la dimensión jurídica y política del aislamiento del líder del pueblo kurdo.
Sr. Engels, ¿por qué los Estados europeos guardan silencio sobre el aislamiento de Imrali, que también fue condenado por el CPT? ¿Qué podría hacer el gobierno alemán?
Por un lado, a los gobernantes les debe resultar fácil remitirse al llamado Estado de Derecho, según el lema de que se trata de un asunto del poder judicial independiente. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos no tiene derechos ejecutivos. En cualquier caso, el CPT sólo puede hacer recomendaciones en el Consejo de Europa. Sin embargo, como miembro, es vinculante para Turquía. Si los gobiernos guardan silencio es porque hay intereses económicos detrás. No quieren poner en peligro las relaciones militares y comerciales con Turquía, país miembro de la OTAN, ni el llamado "acuerdo de refugiados" con su gobierno.
¿Qué tipo de influencia tendría la libertad de Abdullah Öcalan en la evolución del Kurdistán y de Oriente Medio?
La libertad de Abdullah Öcalan podría impulsar aún más los nuevos comienzos que emanan del autogobierno en Rojava, las ideas de la liberación de la mujer, del Confederalismo Democrático para crear una sociedad civil democrática-ecológica a través de organizaciones locales de base, sin cuestionar la respectiva unidad estatal. Abdullah Öcalan puede ser considerado ciertamente como un líder del pensamiento, ya que desarrolló históricamente esta utopía real en sus escritos de la prisión, el Manifiesto de la Civilización Democrática en varios volúmenes.
¿Qué papel puede desempeñar Öcalan para la paz en Turquía y en el Kurdistán?
Todas las iniciativas anteriores de alto el fuego unilateral y de paz procedían del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, de sus fuerzas de liberación o de defensa o de Abdullah Öcalan, empezando por el primer alto el fuego en Newroz en 1993, en el cambio de milenio, pasando por las conversaciones de paz de Oslo y hasta las negociaciones de paz de Imralı. Estas últimas fueron canceladas unilateralmente por el presidente turco hace seis años. En ellas residía la oportunidad de poner fin a la guerra y encontrar una solución política.
Abdullah Öcalan es una personalidad que desempeñará un papel central en las futuras negociaciones y será una clave para la paz comparable a Nelson Mandela, Gerry Adams, Yasser Arafat, Arnaldo Otegi, Carles Puigdemont... Esa es la razón de su continuo encarcelamiento y aislamiento.
¿Podría ser más específico?
El gobierno turco no quiere la paz. Sigue esperando algo de la guerra, aunque debería saber, siendo el segundo ejército más fuerte de la OTAN, que no podrá ganarla, sobre todo militarmente. Turquía está preocupada por la influencia que Abdullah Öcalan, sus pensamientos y escritos están teniendo en el movimiento de liberación de todos los kurdos en Oriente Próximo y Medio y por el efecto inspirador en otros pueblos y minorías de la región.