En la declaración se subraya que "durante el encierro las mujeres han sido las más afectadas: se han llevado a cabo docenas de detenciones y el cierre de instituciones para mujeres. Quizás el caso más impactante ha sido el de Rojbin Çetin del Movimiento de Mujeres Libres Kurdas (Tevgera Jinên Azad, TJA) que fue torturada por la policía en su casa mientras los agentes hacían una redada en el piso. La policía incluso usó perros para atacar a la mujer".
La declaración también añadió que "hay un aumento significativo del número de casos de tortura y malos tratos en los lugares de detención oficiales, en proporción al creciente autoritarismo del poder político, provocado por la violación de las garantías procesales, los períodos de detención de larga duración, los mecanismos disfuncionales de vigilancia y prevención o la mera ausencia de mecanismos independientes de vigilancia y prevención".
Recordando que "casi 100 personas fueron torturadas, según el informe de la Asociación Turca de Derechos Humanos (IHD) en los primeros 6 meses de 2020 en el sudeste de Turquía (región kurda). Al menos 2 personas fueron sometidas a tortura y malos tratos mientras estaban detenidas" el MRAP subrayó que "la cultura institucional de la impunidad es la base del desarrollo del uso de la tortura contra el pueblo kurdo en el marco de una política racista".
El Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos, en su recomendación, pedía "al Gobierno turco que pusiera fin a la retórica y la política racistas contra el pueblo kurdo y que cesara la represión contra el pueblo kurdo y las personalidades políticas kurdas" y "al Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo que se comprometiera con el Gobierno turco a poner fin a la política racista contra el pueblo kurdo".