En la región del Norte y Este de Siria, conocida también por su nombre kurdo, Rojava, se ha creado desde 2012 un sistema democrático de autoadministración, basado en la democracia de base, la ecología y la libertad de la mujer, en el que todas las diferentes comunidades étnicas y religiosas pueden convivir en sus propios términos, mediante la autonomía, la autodeterminación y la igualdad.
El sistema se basa en asambleas y consejos de barrio, con los principios de la ecología y la liberación de los géneros en el centro, y los valores del pluralismo étnico y religioso en todo momento. Las mujeres están al frente y en el centro de este movimiento.
La campaña Agua para Rojava ayudará a financiar cooperativas de mujeres y municipios locales democráticos en Rojava y otras partes del noreste de Siria con proyectos como la reparación de la infraestructura dañada por los bombardeos (en particular por Turquía e ISIS), la excavación de pozos (muchos de ellos se han vuelto defectuosos en los últimos años) y la construcción de bombas de agua para los campamentos de refugiados (el número ha aumentado en los últimos años), así como la financiación de proyectos a largo plazo como los sistemas cooperativos de irrigación de fincas (en pequeña escala para las necesidades locales) e iniciativas de limpieza de ríos (basura, tratamiento de aguas residuales, etc.). La campaña tiene como objetivo contribuir al derecho al agua de todas las personas en el noreste de Siria.
A pesar de la ocupación de Afrîn, Serêkaniye y Tel Abyad (Grî Spî) en los dos últimos años y de la guerra en curso (principalmente por el Estado turco y sus aliados yihadistas), la población del noreste de Siria sigue persiguiendo el objetivo de una sociedad democrática directa, ecológica y liberada en materia de género; por lo tanto siguen viviendo en cooperación, mejoran su ecología y su economía.
La campaña recuerda que "cuando comenzó la revolución en Rojava, el nivel de las aguas subterráneas era muy bajo debido principalmente a la agricultura de monocultivo industrial organizada por el régimen sirio en los últimos cuatro decenios, así como a la disminución de las precipitaciones como consecuencia de la crisis climática mundial".
En 2015, Turquía comenzó a utilizar el agua como arma contra Rojava, reteniendo el agua de los ríos que fluyen de Turquía a Siria a través de las presas que ha estado construyendo en los últimos veinte años.
Luego, en octubre de 2019, las fuerzas estatales turcas invadieron algunas zonas del Norte y Este de Siria, incluida la región de Serekaniye, que abastece de agua a casi medio millón de personas en la región en torno a Hasakah. La estación de agua de Alouk en Serekaniye fue atacada el primer día de la invasión. Desde entonces ha sido arreglada por las administraciones locales y atacada por los invasores repetidamente.
Desde el comienzo de la invasión de Serekaniye, las fuerzas militares turcas y sus aliados han continuado atacando la infraestructura de agua, incendiando los huertos recién plantados y construyendo presas en los ríos que suministran la mayor parte del agua dulce y la electricidad a Siria. Cientos de miles de personas carecen actualmente de agua potable segura y fiable.
Esta situación se ve muy agravada por la amenaza de Covid-19. En tiempos de una pandemia, el acceso al agua es más vital que nunca.
Para más información, se puede ver el video de la campaña y hacer una donación aquí: