Bajo el silencio y con la aprobación de facto de la comunidad internacional, la invasión de Afrin, en contra del derecho internacional, fue lanzada a principios de 2018 por el ejército turco y las milicias islamistas aliadas. Dos meses después finalmente el cantón al norte de Siria fue ocupado: cientos de personas murieron y cientos de miles fueron desplazadas.
Desde entonces, Afrin, que una vez fue la región más segura de toda Siria, se convirtió en un espacio vital para los mismos estándares que una vez supo tener el gobierno del "Estado Islámico" (ISIS) en Raqqa. Las milicias, fuertemente armadas por Turquía y toleradas por la alianza de la OTAN, han dividido de facto el cantón en zonas geográficas de influencia. La destrucción, los ataques, la tortura y los tratos inhumanos y degradantes contra los habitantes hace tiempo se volvieron cotidianos. Los afectados describieron repetidamente las caóticas condiciones de seguridad, la ausencia general del estado de derecho y los repetidos casos de secuestro, tortura, extorsión y asesinato, que en general afecta más a personas de origen kurdo de Afrin.
El Consejo del Cantón de Afrin celebró una conferencia de prensa sobre los actos y crímenes inhumanos del estado turco en el territorio ocupado de Afrin.
El co-presidente del Consejo, Mihemed Ebdo, en kurdo, y la miembro del Consejo, Xatun Siltan, en árabe, leyeron el comunicado de prensa el martes en el campamento Veger en la aldea Ziyaret del distrito de Sherawa.
La declaración señaló que el estado turco continúa con sus ataques contra los kurdos a pesar de los llamados internacionales para un alto el fuego global en medio de una batalla mundial contra la pandemia de coronavirus.
La declaración expresó que "Las personas de Afrin que fueron desplazadas de su hogar y obligadas a mudarse a Shehba, están en alerta contra la pandemia de coronavirus por un lado, y están sujetos a los ataques del estado turco por el otro".
Denunciando el continuo saqueo y el cambio demográfico por el régimen turco en la ocupada región de Afrin, la declaración detalló que “La población kurda en Afrin cayó del 97 al 25 por ciento. Los lugares de culto de Yazidi fueron destruidos y las personas de diferentes grupos de fe se tienen que convertir al Islam por la fuerza. Lo que alguna vez fue un mosaico de grupos de fe y creencias, el ahora Afrin está bajo una destrucción total y saqueando".
La declaración también indicó que "La comunidad internacional mantiene su silencio ante los actos y crímenes inhumanos del estado turco, mientras que el presidente turco Erdogan debería enfrentar un juicio como criminal de guerra".
El Consejo también pidió que se ejerza presión sobre el estado turco para que termine su ocupación de las tierras sirias y que retire las tropas turcas del suelo sirio.