Mientras el ruido de sables turco fuera de Kobanê se hace cada vez más fuerte, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, ha pedido el desarme de las unidades de combate kurdas en el norte de Siria durante su visita a Turquía. “Deben integrarse en una futura estructura de seguridad nacional”, declaró la política verde el viernes por la noche tras entrevistarse con su homólogo turco, Hakan Fidan, y con el jefe de los servicios de inteligencia, Ibrahim Kalın, en la capital turca de Ankara. Al mismo tiempo, Baerbock describió la seguridad de los kurdos como “esencial” para un futuro libre y seguro para Siria. La ministra claramente no tenía ningún plan sobre cómo la población kurda, rodeada por todos lados por el ejército turco de la OTAN, su fuerza yihadista mercenaria sobre el terreno, el autodenominado Ejército Nacional Sirio (SNA), y células de la milicia terrorista Estado Islámico (ISIS), iba a garantizar su seguridad sin una fuerza de defensa armada.
Por tanto, la advertencia de Baerbock contra una escalada del conflicto por parte de la región autónoma dominada por los kurdos en el norte y el este de Siria se quedó a medias. Sí señaló que miles de personas de Minbic (Manbij) y otros lugares del noreste de Siria están huyendo actualmente y temen “nuevos combates”. La razón de ello —la ocupación de las ciudades recientemente autogobernadas de Tel Rifat y Minbic por Turquía y el SNA, así como la amenaza muy concreta de nuevas masacres a manos de mercenarios leales a Ankara en Kobanê— no fue nombrada por la máxima diplomática alemana. Y la afirmación de Baerbock de que Kobanê se había convertido en un símbolo de la “valiente lucha de los kurdos contra el llamado ISIS”, que también lo era para la seguridad europea, no distrajo de lo esencial.
La Ministra de Asuntos Exteriores dijo que sus interlocutores turcos habían “advertido con razón de los peligros del terrorismo”, que ponía en peligro los intereses de seguridad de su país: “Es una preocupación legítima”. Huelga decir que el noreste de Siria no debe suponer una amenaza para Turquía y su seguridad. Por eso hay intensas conversaciones con Turquía, pero también con Estados Unidos y a nivel internacional, sobre cómo puede garantizarse la seguridad de Turquía y de los demás vecinos de Siria sin violar la integridad territorial de este país. Esto incluye también el desarme de las milicias kurdas, es decir, de las Unidades de Defensa Popular y Femenina (YPG y YPJ), que forman la columna vertebral de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF). “Esto también redunda en nuestro interés en materia de seguridad y en el de la comunidad internacional en su conjunto”, declaró Baerbock.
Las SDF están dispuestas a hacer muchas concesiones en aras de una solución negociada. El comandante general Mazlum Abdi incluso insinuó la posibilidad de desmilitarizar Kobanê bajo supervisión estadounidense. Sin embargo, en un momento de rearme mundial y diez años después del genocidio de la comunidad yazidí y de la exitosa defensa de Kobanê contra el ISIS, parece casi grotesco pedir a los kurdos y a las kurdas, entre todos, que se desarmen.