Se ha producido un fuerte aumento de las infecciones diarias por Covid-19 en el nordeste de Siria. El médico Ciwan Mistefa, co-presidente del Comité de Sanidad del Norte y el Este de Siria, anunció ayer 161 nuevos casos. Esto suma un total de 10.059 positivos, con 378 muertos desde el inicio de la pandemia.
Todavía no hay perspectivas de que la OMS suministre a tiempo la vacuna. En las regiones autónomas, la primera infección se detectó en abril de 2020. La Administración Autónoma ordenó desde el principio estrictas medidas de contención, y encargó a los equipos de crisis creados en todos los cantones su aplicación concreta sobre el terreno.
Las mesas de crisis trataron de detener la propagación del virus con toques de queda y normas de higiene. Se lanzaron campañas de higiene en muchas ciudades, y se desinfectaron los espacios públicos. Se cerraron las escuelas y las universidades, y muchas clases se realizaron en línea. Se facilitó el seguimiento y la intervención de los casos de contagio con el establecimiento de más y más centros de atención. Las fronteras exteriores del norte y el este de Siria permanecieron cerradas durante mucho tiempo. Se establecieron centros de cuarentena en los pasos fronterizos para las entradas necesarias. Una línea telefónica del Comité de Sanidad permite transmitir informes de casos sospechosos para que sus contactos puedan ser enviados a cuarentena.
Los datos actuales indican que el nordeste de Siria también se está viendo afectado por una tercera ola. Los llamamientos para reducir los contacto parecen tener poco efecto, al contrario que al principio de la pandemia. Para muchas personas, las reglas básicas de distancia social no pueden ser tenidas en cuenta, muchas veces por razones económicas.