Turquía volvió a cerrar las obras hidráulicas de Elok y cortó el suministro de agua al área de Hesekê. Más de medio millón de personas no tienen acceso al agua desde el sábado por la noche en medio de la pandemia mundial de coronavirus. El bloqueo del suministro de agua también afecta al hospital principal en la capital cantonal de Hesekê, que se ha convertido en una clínica de coronavirus de emergencia, el Hol Camp con sus 65,000 habitantes, así como los campos de internamiento y las cárceles circundantes con prisioneros del ISIS. El poder protector de Siria, Rusia mantiene el perfil bajo. Al parecer, Moscú aprueba la política turca del agua en Siria.

Hace cuatro semanas, miembros de las fuerzas de invasión yihadistas turcas asaltaron las obras hidráulicas de Elok en el este de la ciudad ocupada de Serêkaniyê (Ras al-Ain) y ahuyentaron a los trabajadores. La planta se cerró posteriormente. Durante once días, todo el suministro de agua de Hesekê colapsó. El gobierno autónomo autónomo y las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) movilizaron todos los medios para restaurar el suministro. El agua fue bombeada desde varias fuentes y transportada a las ciudades por camiones cisterna. Con el fin de evitar problemas similares en el futuro, los proyectos de la compañía local de suministro de agua deben hacer que más manantiales sean utilizables.

Según Sozdar Ehmed, copresidente de la Dirección de Agua de Hesekê, el trabajo para cavar pozos para suministrar agua ya ha comenzado. Ehmed pidió a la comunidad internacional que actúe para poner fin a la invasión turca.

El ejército turco bombardeó la planta de Elok el 9 de octubre el primer día de la guerra de agresión contra los territorios autónomos en el norte y este de Siria, y se aseguró de que la población no tuviera acceso a agua potable. La planta podría repararse y ponerse en servicio en medio de continuos ataques. El cierre completo de las obras hidráulicas ahora amenaza serios problemas de suministro para miles de personas.

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