De Mardin a Suiza, y a las montañas de Kurdistán
Roza Amara nació, creció y estudió en Suiza, a donde su familia emigró desde Mardin. Roza viajó por toda Europa, pero finalmente decidió volver a su país y unirse a la guerrilla.
Roza Amara nació, creció y estudió en Suiza, a donde su familia emigró desde Mardin. Roza viajó por toda Europa, pero finalmente decidió volver a su país y unirse a la guerrilla.
La familia de Roza Amara, una de las guerrilleras en las montañas de Kurdistán, se encuentra entre las familias migrantes de Suiza que llegaron desde Mardin a consecuencia de las presiones del Estado turco.
Roza Amara nació y creció en Suiza. Durante su educación universitaria, viajó a otros países de Europa. Sin embargo, no pudo permanecer indiferente ante la lucha de liberación librada por su pueblo y su amor por su tierra.
Amara acabó tomando la decisión de unirse a la lucha en su país y se fue a las montañas de Rojhilat para luchar contra el Estado iraní.
Afirmando que aunque creció en Suiza, nunca pudo librarse del sentimiento de extranjería, Roza Amara declaró: “Siempre me di cuenta de que nos faltaba algo. No podía vivir como yo misma. Crecer con la cultura, la ropa y el idioma de otras personas siempre me creó contradicciones como kurda. Las cosas cambiaron un poco durante mi educación universitaria; quería conocer mejor mi propia cultura y vivirla. Viajé a muchos países, pero no lo conseguí. Entonces me centré en Irán y en Rojhilat. No podía aceptar su situación actual. Me quedó claro que necesitaba participar activamente en la lucha, y entonces me uní al movimiento de liberación kurdo”.
La guerrillera Amara se encuentra ahora en las montañas de Rojhilat, en el Kurdistán iraní, y trabaja sobre todo por la lucha de las mujeres kurdas contra el régimen iraní. Señaló que había estado conversando con distintas mujeres, que las había escuchado y les había hablado de la necesidad de la lucha. “La mayoría de ellas no tienen respuesta a la pregunta de cómo van a luchar contra este sistema.El sistema las atrapó entre cuatro paredes. Las mujeres no deberían aceptar esta situación. Y para que esto suceda, se necesita una chispa. Esa chispa llega del movimiento de liberación kurdo y se hace más grande cada día”, dijo.