Ahora se enfrentan a la muerte por su reivindicación de justicia. Los dos abogados están en "ayuno de muerte" desde el 5 de abril, Día Internacional de los Abogados.
Sultan Kaya es la tía de Ebru Timtik. Timtik lleva 156 días en ayuno de muerte. Kaya ha estado organizando acciones en Estambul junto con sus dos hermanos. Están alzando la voz de los abogados y por ello son detenidos en cada acción.
Kaya: "Me despierto todas las mañanas con el temor de recibir malas noticias. No hay tiempo".
Recordó que su sobrina, Ebru Timtik, ha estado en "ayuno de muerte" durante 5 meses, y bajó de 75 a 42 kilos y se lamentó de no haber podido visitarla en la cárcel debido a la pandemia de coronavirus.
Barkın Timtik es la hermana menor de Ebru y las dos permanecen en la misma celda.
Después de hablar por teléfono con Barkın, Kaya señaló que la situación de Ebru se ha ido deteriorando gradualmente.
Kaya dijo que su sobrina se ha criado con ella. "Ebru es la mayor de cuatro hermanos. Sólo tenía 7 años cuando su padre murió de un ataque al corazón siendo muy joven. Mi hermana quedó viuda con 4 hijos. Los criamos juntos. Mi hermana los crió en condiciones muy difíciles".
Recordando que sus dos sobrinas están en prisión, Kaya añadió: "Las autoridades me causaron muchos problemas, siempre encontrando excusas para no permitirme visitarlas en la prisión. Después del estado de emergencia, llegó la epidemia. Mientras que antes protestaba por verlas en la cárcel, ahora estoy tomando medidas para que vivan".
Destacando que sus sobrinas y amigas han sufrido una gran injusticia, Kaya señaló que esta injusticia debe terminar y que el Tribunal Supremo debe reabrir el expediente lo antes posible.
"Tengo pesadillas todas las noches. Mi hermana [la madre de Ebru], que falleció hace 4 años, siempre está en mis sueños, 'Salva a mi bebé', me dice. Mi anciana madre llora por sus nietos toda la noche. ¿Qué han hecho para obtener tal sentencia? ¿Han robado un banco, matado gente, robado, vendido drogas? Una está condenada a 13 años y la otra a 18 años de prisión.
Si hubieran querido, podrían haber abierto un bufete privado y trabajar para ganar dinero, pero prefirieron ser la voz de los oprimidos y abandonados. Prefirieron ser los abogados del pueblo, de los trabajadores de Soma, Ermenek, Diyarbakır. Estoy orgulloso de ellas y estoy detrás de su demanda de justicia. Este grito de justicia debe ser escuchado por todos antes de que sea demasiado tarde".