Como en todo el mundo, el coronavirus continúa propagándose en Turquía y el norte de Kurdistán y cobrándose vidas humanas. Debido a que el estado turco no está tomando suficientes medidas contra la pandemia, la gente se protege a sí misma. En este contexto, hay un movimiento migratorio desde las ciudades hasta las aldeas.

Muchas familias que fueron desplazadas en la década de 1990 han ahora regresado a sus aldeas desde el estallido de la pandemia. Especialmente en la provincia de Hakkari se puede observar cómo la gente regresa a las aldeas. Las familias le están dando la espalda a la ciudad, reparando sus viejas casas en el pueblo y plantando jardines y campos. Esto sucede en Çemialekanan, Xelila, Bekopı, Xenanis, Sumanis, Kotanis y docenas de otras aldeas en la región.

En la provincia de Van, cientos de familias que viven en el centro de la ciudad y los distritos de İpekyolu, Tuşba, Edremit y Erciş también han regresado a sus aldeas. Los que retornan a las aldeas dicen que las ciudades están superpobladas y que la pandemia se está extendiendo rápidamente allí. En sus aldeas es tranquilo, dicen, y allí es posible una vida en naturaleza.