El jueves se enterraron 104 víctimas del ISIS en Koço, en Shengal, siguiendo la tradición yazidí. Sus cuerpos fueron enterrados en fosas comunes tras el genocidio iniciado por el ISIS el 3 de agosto de 2014. Sus restos han sido identificados tras un gran trabajo que ha incluido pruebas de ADN.

La población de Koço fue aniquilada casi por completo por el ISIS en 2014. Más de 1.800 personas vivían en el pueblo en el momento del ataque a Shengal. El 15 de agosto, el ISIS llevó a cabo una masacre matando a unos 600 jóvenes y hombres yazidíes por negarse a convertirse al islam. Casi 700 mujeres y unos 300 niños fueron secuestrados en Koço y convertidos en esclavos sexuales o entrenados para ser niños soldados. Aunque algunos han escapado y otros han sido rescatados por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) y la Coalición Internacional, alrededor de 400 personas de Koço siguen desaparecidas.

Hasta 200 fosas comunes en Shengal

En la región de Shengal hay al menos 200 fosas comunes en las que están enterradas unas 12.000 personas. Solo en Koço se han abierto diecisiete de estas fosas hasta finales de 2020. La primera fosa común fue descubierta en marzo de 2019. Las exhumaciones son llevadas a cabo por el equipo de investigación UNITAD (Equipo de Investigación de las Naciones Unidas para Promover la Responsabilidad por los Crímenes Cometidos por el Daesh/ISIL) bajo la dirección de Karim Asad Ahmad Khan, un abogado británico de derechos humanos.