La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para el Iraq (UNAMI) "condenó enérgicamente el mortífero bombardeo de artillería en el distrito de Zakho de la gobernación de Dohuk", en la región del Kurdistán, que causó la muerte de 9 civiles y heridas a otros 23.

La Misión expresó sus "más profundas condolencias a las familias de las víctimas y desea a los heridos una pronta recuperación".

El comunicado decía: "Los civiles están sufriendo una vez más los efectos indiscriminados de las armas explosivas. Según el derecho internacional, los ataques no deben dirigirse a la población civil. Por lo tanto, la UNAMI pide que se lleve a cabo una investigación exhaustiva para determinar las circunstancias que rodean el ataque, y subraya que la soberanía y la integridad territorial de la República de Irak deben respetarse en todo momento."

El comunicado continúa: "Como declaró la Representante Especial de la ONU para Iraq, Jeanine Hennis-Plasschaert, en su última sesión informativa ante el Consejo de Seguridad de la ONU: "¿Qué estamos viendo? ¿Disparos y misiles como la nueva normalidad para Irak? Se trata de una forma muy arriesgada de avanzar en los intereses y que debilita aún más al Estado de Irak". La UNAMI insta a todas las partes a que cesen estas violaciones sin demora".