Las autoridades turcas de la provincia kurda de Amed han prohibido temporalmente la entrada a varias regiones rurales. La orden, en vigor desde el domingo, está relacionada con una operación militar del ejército turco contra la guerrilla kurda. Para la población local, la medida supone la aplicación de facto del estado de emergencia, como viene sucediendo cada cierto periodo de tiempo.

La prohibición de entrada y paso dictada por la oficina del gobernador se aplica a partes del distrito de Dicle (Pîran), en el norte de la provincia. Además de los asentamientos de Hêredo (Kırpınar), Pîrajma (Kurşunlu) y Şîmgirika Jorin (Kayı), que fueron declarados zonas especiales de seguridad debido a una nueva operación militar, también se incluyeron en la prohibición los macizos de Kurşunludüzü y Görese. Según el comunicado del gobernador, la orden estará en vigor hasta el 17 de septiembre, oficialmente para “prevenir amenazas a la seguridad nacional”. Además, se pretenden prevenir “incidentes violentos”. Las infracciones de la prohibición de acceso pueden acarrear multas y hasta penas de prisión.

La creación de “zonas especiales de seguridad” forma parte de una política más amplia de represión y control en la que se están estableciendo zonas de exclusión militar en diversas partes del Kurdistán Norte. Esto significa que regiones enteras son aisladas del mundo exterior y sometidas al control y la voluntad arbitraria de los militares turcos. Estas medidas suponen una importante carga para la población rural kurda, quienes tienen trabas incluso para ir a trabajar, y aumentan la presión sobre los residentes para que abandonen las zonas afectadas.

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