Save the Tigris Campaign recordó que "el 9 de octubre Turquía inició una ofensiva militar en el noreste de Siria. Una medida que tendrá consecuencias desastrosas para la región. Este conflicto armado repercutirá directamente en las poblaciones, el ecosistema y la recuperación de la zona tras el conflicto. Preocupa que se produzca una catástrofe humanitaria".
Los integrantes de esta iniciativa manifestaron que "el agua corre el riesgo de ser utilizada como arma en el conflicto. Han aparecido los primeros informes sobre la focalización de la infraestructura hidráulica: el 10 de octubre, las Fuerzas Democráticas de Siria informaron de que la presa de Bouzra, que suministra agua a la ciudad de Derik, fue atacada por aviones de combate turcos. Otros informes confirmaron daños a instalaciones civiles: el suministro de agua a la ciudad de Heseke ha sido interrumpido debido a los daños de la estación de agua de Alok, que atiende a 400.000 personas en la zona, según la OCAH".
La politización del agua en el noreste de Siria ha sido una constante desde el inicio del conflicto sirio, dijo Save The Tigris Campaign añadiendo que "esto se evidenció en los últimos años por la deliberada interrupción de los caudales de agua de los ríos transfronterizos que se originan en Turquía".
Las organizaciones recordaron que "en los veranos pasados, los caudales de agua a Siria se cortaron en varias ocasiones, mientras que la apertura de presas turcas causó la inundación de tierras agrícolas en Girê Spî y otras áreas el mes pasado. Además, el proyecto GAP en el sudeste de Turquía, que incluye la presa Ilisu y otras presas que se construirán en el río Tigris, frenaría el flujo de agua hacia Siria e Irak hasta en un 50%".
La organización hizo un llamamiento a "Turquía para que detenga inmediatamente la invasión del noreste de Siria".