Cuatro policías muertos en el sureste de Irán
Hombres armados no identificados mataron a cuatro patrulleros en las provincias iraníes de Sistán y Baluchistán. La Guardia Revolucionaria habló de "atentado terrorista".
Hombres armados no identificados mataron a cuatro patrulleros en las provincias iraníes de Sistán y Baluchistán. La Guardia Revolucionaria habló de "atentado terrorista".
Hombres armados no identificados mataron el domingo a cuatro policías en el sureste de Irán. Tasnim informó de que una patrulla policial sufrió una emboscada en las provincias de Sistán y Baluchistán. La agencia de noticias, considerada portavoz de la Guardia Revolucionaria iraní, habló de "atentado terrorista".
Según el informe, los policías patrullaban en una carretera de conexión entre las ciudades de Khash y Taftan cuando fueron emboscados. La policía provincial ha anunciado "venganza", según Tasnim. En un principio no se conocieron más detalles sobre el incidente.
Hace dos semanas, cuatro personas atacaron en la misma provincia una comisaría y mataron a dos policías. En aquel momento, los medios de comunicación estatales culparon al grupo terrorista yihadista-salafista "Jaish ul-Adl". Zahedan, capital de Sistán y Baluchistán, es una de las pocas ciudades de Irán con mayoría suní entre la población. Esta confesión se tolera en Irán, donde el islam chií es la religión del Estado, pero se ve sistemáticamente desfavorecida. Además, Zahedan se ha convertido en los últimos años en un centro neurálgico de grupos suníes radicales.
Desde hace meses, todas las semanas se celebran en Zahedan manifestaciones contra el régimen de los mulás después de la oración del viernes. Las protestas comenzaron el pasado septiembre a raíz de la revolución "Jin, Jiyan, Azadî, desencadenada por la muerte de la mujer kurda Jina Mahsa Amini bajo custodia de la llamada policía de la moralidad iraní, y continúan a pesar del brutal terror de Estado.
Por ejemplo, en la matanza de Zahedan, también conocida como "Viernes Sangriento", ocurrida el 30 de septiembre de 2022, las fuerzas policiales, las milicias Basij y la Guardia Revolucionaria mataron al menos a 120 personas. La matanza masiva con armas de fuego fue en parte selectiva y en parte indiscriminada. Las víctimas eran personas desarmadas, entre ellas participantes en las oraciones semanales del viernes, manifestantes y transeúntes.