Las fronteras terrestres turcas en el sureste del país son escenario repetido de los ataques y asesinatos más severos contra los refugiados. En las últimas semanas, en particular, ha habido hechos contra ellos por parte de agentes de la policía de fronteras que ha terminado con refugiados asesinados.

El 5 de octubre, por ejemplo, un grupo de refugiados de Hesekê fue recogido por la policía militar turca y conducido a un campo minado a los tiros. Cuatro de ellos murieron, algunos por la explosión de una mina, otros por heridas de bala recibida por parte de la policía.

Pero los asesinatos racistas también se están volviendo más comunes. Hace solo unos días, el refugiado Vail al-Mansour, que trabajaba en una fábrica de ropa, fue insultado racialmente cuando se dirigía al trabajo en Konya y murió apuñalado mientras intentaba escapar.

"La política migratoria estatal provoca la muerte"

En un comunicado, los co-portavoces de política migratoria del HDP, Gülsüm Ağaoğlu y Veli Saçılık, hablaron sobre los asesinatos: “Un migrante muere casi todos los días. Constantemente vemos nuevos ataques contra ellos. No pasa un día sin que los refugiados sean privados de sus derechos. Esta política racista hacia ellos debe terminar. Los migrantes deben tener plenos e iguales derechos en los países en los que viven”.

El comunicado indicó además: “Sabemos quién es responsable de estos crímenes contra los refugiados. Es la política del estado que incita actitudes anti-refugiados en la sociedad. Nos preguntamos una vez más: ¿Cuántos refugiados tendrán que morir antes de que finalmente se abandone esta política?

La Comisión de Política Migratoria del HDP reitera el deseo nuestro de convivir y señala que el derecho al asilo es un derecho humano fundamental. Investigaremos estos asesinatos".