El 4 de mayo de 1937, el Consejo de Ministros de Turquía, en estrecha colaboración con el Estado Mayor del Ejército turco, decidió en secreto lanzar un ataque contundente contra la población kurda aleví de Dersim, matar a todos los kurdos que se resistieran a las políticas de asimilación forzosa y deportar a la población civil superviviente de acuerdo con la Ley de Asentamiento de 1934. Esta población, los dersim, era un grupo etnoreligioso diferenciado, etiquetado como “kurdo aleví” y en parte como criptoarmenio, por haber albergado a los armenios durante el genocidio de 1915.
La élite nacionalista turca siempre había reaccionado con violencia masiva y negacionismo (imha ve inkar) contra cualquier afirmación cultural kurda, incluso moderada. Las sucesivas operaciones militares en Dersim en 1938 causaron 13.000 muertos, según las fuentes oficiales, y 40.000 según las fuentes y testimonios locales.
Durante esta campaña militar, participaron el Ministerio del Interior, el Ministerio de Defensa y la Inspección Militar utilizaron la Organización Especial, una estructura encubierta similar a un “protogladio” conocida por su papel en el Genocidio Armenio de 1915.
El ejército utilizó gases venenosos para matar a las personas que se escondían en las cuevas. Muchas otras fueron quemadas vivas, ya sea en sus casas o rociándolas con combustible. Incluso si la gente se rendía, era aniquilada. Para “no caer en manos de los turcos”, las niñas y las mujeres se arrojaban a los acantilados, como antes hicieron muchos armenios. Los soldados turcos confirmaron más tarde que recibieron órdenes de matar a mujeres y niños, suprimiendo así el hábitat etnoreligioso de las poblaciones locales.
Según el sociólogo no kurdo Ismail Beşikçi, quien por primera vez investigó la campaña de Dersim, las operaciones militares llevadas a cabo bajo la bandera de la misión turquificadora de la civilización condujeron a un genocidio.
El Observatorio de Justicia de Mesopotamia (Mojust) considera que la destrucción de la cultura étnica autónoma de Dersim y de su hábitat, así como la deportación de su población, corresponden a la intención principal de la campaña de “destruir, total o parcialmente” a un grupo etnoreligioso distinto, de acuerdo con el artículo 2 de la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, trasladando por la fuerza a los niños del grupo a otro grupo étnico. Los nietos de las víctimas han denunciado su tragedia durante los últimos años.
El Mojust considera que, siendo muy consciente de la coincidencia lógica y cronológica del plan de tierra quemada en el genocidio de Dersim con la tesis histórica falaz que afirmaba que Anatolia había sido durante miles de años el hogar de los turcos, es una especulación revisionista racial.
El Observatorio de Justicia de Mesopotamia afirma su determinación de realizar todos los esfuerzos posibles para contribuir a que se haga justicia a las víctimas de genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos en Oriente Medio durante el siglo XX y en el período actual.
El Mojust nunca olvidará el Genocidio de Dersim de 1938 y seguirá altamente motivado por la lucha judicial y legal contra la negación, el reconocimiento de los crímenes y el procesamiento de los perpetradores de atrocidades en Oriente Medio, particularmente en Mesopotamia.
El nombre real del distrito de Tunceli, que se relaciona con las masacres, debe ser cancelado y el nombre auténtico, Dersim, debe ser restaurado. Deben revelarse los lugares de entierro del líder rebelde Seyit Rıza y sus compañeros. Deben ser compensadas las pérdidas de los habitantes de Dersim que se exiliaron en el período 1937-1938. Debe descubrirse el destino de las hijas desaparecidas de Dersim, separadas por la fuerza de sus familias. Deben abrirse los archivos del Estado Mayor turco. Debe crearse una comisión de búsqueda de la verdad.
FUENTE: Mesopotamia Observatory of Justice / Traducción y edición: Kurdistán América Latina