La alta tasa de inflación de Turquía se ha desacelerado, según datos del gobierno. Según el Instituto de Estadística de Turquía (TÜİK), el aumento de los precios al consumidor cayó del 39,6 % en mayo al 38,2 % en junio. Este fue el segundo mes consecutivo desde principios de 2022 que la tasa de inflación oficial estuvo por debajo de la marca del 40 por ciento. En octubre pasado, la tasa de inflación alcanzó un valor récord de los últimos 24 años de 85,5 por ciento, pero ha estado disminuyendo desde entonces.
Sin embargo, expertos independientes dudan de los datos oficiales de inflación. El grupo de investigación independiente del régimen ENAG, con sede en Estambul, estima que la inflación es más del doble. Para mayo dio una tasa de inflación de 105,2 por ciento, y en junio subió a 108,6 por ciento. Según ENAG, sus cálculos se basan en las mismas cifras que las de la autoridad estadística estatal. Estos se derivan del comercio de bienes y servicios en Turquía.
Entre los principales factores que impulsan los precios se encuentran los alimentos y las bebidas no alcohólicas, que cuestan casi un 54 % más que en junio de 2022. El banco central de Turquía inició un cambio en la política monetaria el mes pasado bajo su nuevo director, Hafize Gaye Erkan, debido a la fuerte aumento de los precios. La tasa de interés clave se elevó del 8,5 al 15,0 por ciento, mientras que al mismo tiempo se señalaron nuevos aumentos.
El objetivo de inflación del cinco por ciento sigue estando muy lejos. Los problemas de inflación también se ven agravados por la devaluación de la lira. Desde principios de año, la moneda turca ha perdido más del 30 por ciento de su valor frente al dólar. Turquía es un país pobre en materias primas y tiene que importar muchos bienes que se encarecen debido a la debilidad de la lira.