El aniversario de la detención del líder kurdo Abdullah Ocalan debe ser la ocasión para intensificar los esfuerzos para lograr una solución pacífica del conflicto turco-kurdo, afirma la Campaña Peace in Kurdistan en un comunicado.
El comunicado añade: "Ocalan sigue en prisión porque esta cuestión no se ha resuelto. Su destino está ligado al de su pueblo. Ocalan mantiene su estatus de líder del movimiento kurdo y, a pesar de todas las presiones ejercidas para debilitar los lazos entre Ocalan y los kurdos, sigue contando con su lealtad. Ocalan ha estado encerrado en el aislamiento durante décadas, pero no será olvidado por los kurdos, cuyo apoyo no ha disminuido.
Abdullah Ocalan ha remodelado la forma en que los kurdos se ven a sí mismos como pueblo y ha inspirado su identidad nacional moderna. No es excesivo hablar de un renacimiento de la identidad social, cultural y política nacional kurda a raíz del activismo y la defensa de Ocalan. Sus escritos sobre la historia y la política kurdas siguen siendo leídos y estudiados por las nuevas generaciones de kurdos, lo que significa que los jóvenes kurdos son algunos de sus más firmes defensores. Ocalan ha llegado a representar la esperanza y la resistencia para los kurdos cuyos agravios históricos han quedado sin resolver".
La declaración continuaba: "El encarcelamiento de Ocalan representa en realidad una política fracasada de los responsables de haberlo encarcelado, porque sus objetivos de separar a Ocalan y sus ideas del pueblo han fracasado estrepitosamente. Sus ideas son más fuertes que nunca, así que aunque sus captores turcos le hayan negado la voz, las palabras de Ocalan siguen hablando a la gente. Los kurdos siguen teniendo voz. La injusticia cometida contra ellos se resume en el trato dado a Ocalan, que lleva ya más de 22 años encarcelado.
El 15 de febrero es un aniversario que nadie quiere conmemorar un año más. Ocalan tiene ya 70 años y ha pasado casi un tercio de su vida entre rejas. La justicia exige que sea liberado. Su trayectoria en la lucha por la paz y la reconciliación entre Turquía y los kurdos debe ser generosamente reconocida. Esta es la clave para romper el estancamiento y avanzar. Una Turquía gobernada por el presidente Erdogan es un país infeliz en el que las libertades están reprimidas y los derechos civiles son pisoteados. Se necesita imaginación para que el país cambie radicalmente de rumbo y deje de caer en la opresión y la tiranía del Estado".
Paz en el Kurdistán añadió que "cree que ya es hora de que comience ese cambio. Este aniversario de la captura de Ocalan mediante una indigna colaboración de los organismos de seguridad internacionales demuestra que el intento de destruir el movimiento kurdo eliminando su liderazgo ha fracasado y que se necesita urgentemente un nuevo enfoque; uno que se base en iniciar el proceso de hablar con los demás y llegar a un acuerdo.
Algunos podrían decir que podríamos anticipar un restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Turquía con la nueva presidencia de Biden, cuya administración repudia la política de Trump de America First para adoptar un enfoque más asertivo. Si bien la intervención estadounidense puede volver a estar en la agenda, también podría haber un intento de buscar soluciones negociadas en ciertas situaciones de conflicto que podrían abrir la posibilidad de más esfuerzos diplomáticos por parte de los kurdos. Sin embargo, no podemos depender de que el cambio venga simplemente de arriba; el destino del pueblo kurdo y el de Abdullah Ocalan dependen en última instancia de la fuerza de su movimiento, del nivel de compromiso político y de la unidad del pueblo. Sin duda, Ocalan será liberado algún día y el pueblo kurdo también. La justicia lo exige y es tarea de todos los que creen en un mundo mejor trabajar incansablemente hasta que estos objetivos se cumplan".