"La quema y destrucción de las tumbas es haram. No importa el grado de hostilidad entre la gente, los cementerios y lugares de culto deben ser respetados y honrados", dijo el presidente de DIAYDER, Ekrem Baran, en una declaración escrita.
Destacando que "dañar los cementerios de los niños kurdos y las lápidas porque exhiben letras kurdas no pertenece al Islam y no es humano", añadió Baran. "El lenguaje de los pueblos es el de los versos de Alá. Prohibir el idioma dado por Dios no es el derecho de ningún estado. Este odio y brutalidad es una práctica arbitraria, así como la falta de respeto a la sociedad kurda y la hostilidad hacia sus tumbas".
El Presidente de la Asociación de Estudios Religiosos de Estambul pidió a la Presidencia de Asuntos Religiosos que hiciera una declaración y "declarara que si estos actos se hacen en nombre de la religión, no pueden hacerse a la sombra del Islam".
"Los restos de un adolescente kurdo fueron enviados a su madre por correo. Esta y otras prácticas similares no son ni islámicas ni humanas. Son inmorales y sin escrúpulos", dijo Baran, recordando que los restos del guerrillero de las HPG Agit İpek fueron enviados por correo a su familia.
"Todas las madres deben pensar profundamente y expresar sus sentimientos de maternidad. Los eruditos religiosos también guardaron silencio sobre esta situación. Toda persona de conciencia debe ponerse en el lugar de la madre y mostrar empatía", señaló Baran,