Además de sus operaciones militares contra el norte y el este de Siria, Turquía está violando los acuerdos internacionales sobre el agua del río Éufrates. Turquía ve a los kurdos como una amenaza y quiere desestabilizar la región reduciendo el suministro de agua.
Turquía, que no ha cumplido los requisitos del acuerdo internacional firmado entre Irak, Siria y Turquía el 17 de julio de 1987, debe ceder 500 metros cúbicos de agua por segundo a Siria. Sin embargo, ha reducido este ritmo a menos de 200 metros cúbicos por segundo.
La reducción del suministro de agua supone, entre otras cosas, la propagación de diversas enfermedades. La abierta violación del derecho al agua también dificulta la vida en muchos ámbitos, como la producción de electricidad y las actividades agrícolas.
Además de Raqqa, Deir Ez-Zor, Kobanê y Manbij, también Alepo, la mayor ciudad de Siria, se ve afectada por la escasez de agua en la cuenca del Éufrates.
La Administración Autónoma ha criticado al gobierno de Damasco por no reaccionar ante la reducción del agua del río Éufrates y por callar ante los crímenes contra los ciudadanos sirios, pero también ha pedido a la comunidad internacional que presione a Turquía y evite más crímenes que afectarán gravemente tanto a la población como a la situación económica de la región.