Tras una reunión celebrada el pasado 5 de octubre entre la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria, el Consejo Democrático Sirio (MSD) y el Consejo de justicia Social, se decidió evacuar a las familias sirias desplazadas en el campamento de Hol a partir del 10 de octubre.

Hasta ahora, sin embargo, tan sólo 50 familias han solicitado su salida del campamento. No obstante, cada vez más gente se está sumando a la larga cola frente a la oficina de la comisión situada en el campo al sudeste de Hesekê. Quien quiera beneficiarse del proceso debe acudir personalmente a la autoridad autónoma. Además de los documentos de identificación, la oficina de la comisión requiere información precisa sobre el futuro paradero de quienes solicitan la salida. Según Cabir Mustafa, el responsable de Asuntos Exteriores de Hol, las primeras familias serán evacuadas la próxima semana.

En total, en el campamento Hol hay 6.706 familias sirias de distintas ciudades como Aleppo, Homs, Deir ez-Zor, Raqqa, Bab y la región desértica de Badia, ha declarado Mustafa. Esto son 24.223 personas, la mayoría de ellas niños y jóvenes.

Programas de reasentamiento desde 2019

Desde el pasado otoño, la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria ha estado tratando de crear una perspectiva fuera del campamento Hol para las personas que no estuvieron involucradas en los crímenes del ISIS a través de programas de reasentamiento. Dentro de este marco, 4.789 personas en 27 grupos ya han podido salir del campamento hasta ahora. Las grandes familias o tribus árabes garantizan que estas personas se reintegrarán en la sociedad siria y que no volverán a unirse al ISIS. También las familias sin ninguna relación con el ISIS han sido ya liberadas. Los partidarios no sirios del ISIS, por otro lado, deben permanecer en el campamento hasta que se encuentre una solución con los gobiernos extranjeros para su traslado.

Amnistía: un enorme alivio para la Administración Autónoma

La amnistía para los ciudadanos sirios –una demanda de las tribus locales– es también un enorme alivio para los representantes de la Administración Autónoma. La vigilancia del campamento, el suministro de alimentos y la atención médica de los habitantes es difícilmente manejable en el contexto de la actual falta de apoyo internacional.

La ciudad de tiendas de campaña fue erigida por ACNUR para los refugiados iraquíes a principios de 1991 durante la segunda guerra del Golfo. Después de que el campamento se cerrara, tuvo que reabrir en 2003 con motivo de la guerra de Irak. Durante el último año y medio se ha utilizado principalmente para albergar a mujeres y niños que anteriormente vivían en zonas bajo el control del ISIS. Sin embargo, un problema importante es el hacinamiento masivo. Las condiciones son catastróficas debido a la falta de ayuda de la comunidad internacional, y la atención médica es miserable.

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