“Básicamente soy una ciudadana común y corriente, no hay ninguna razón por la que deba llamar la atención. Esto es lo que me preocupa”, afirma Peri Pamir, una investigadora jubilada de 71 años.
Pamir ha sido condenada dos veces por cargos de terrorismo después de compartir el artículo de The Guardian de 2018 sobre Anna Campbell, quien fue asesinada mientras luchaba con las fuerzas kurdas en la ciudad sitiada de Afrin.
Campbell era miembro de una milicia compuesta exclusivamente por mujeres de las Unidades de Protección Popular, conocidas como YPG, un eje de las Fuerzas Democráticas Sirias respaldadas por Estados Unidos y el Reino Unido que luchan contra los militantes del Estado Islámico (ISIS) en Siria.
En su publicación de Facebook de 2018 que enlazaba al artículo, Pamir llamó a Campbell “una joven idealista” y reflexionó sobre la batalla entre ISIS y los combatientes kurdos. “¿Qué ideología crees que ganará al final?”, preguntó.
Un mes después de publicar el artículo, Pamir recibió una notificación de los fiscales locales en la que le informaban que estaba siendo investigada por el delito de “crear propaganda para una organización terrorista”. Un informe policial detallaba una extensa investigación de sus cuentas en las redes sociales, destacando su publicación sobre Campbell y el artículo de The Guardian, y señalando el emblema de las YPG que aparecía en el uniforme de Campbell.
Turquía considera a las YPG –y a otros grupos militantes kurdos como el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK)– organizaciones terroristas. Si bien el Reino Unido y Estados Unidos también consideran al PKK una organización terrorista, Washington y Londres han brindado apoyo desde hace mucho tiempo a las YPG en Siria en su lucha contra las fuerzas de ISIS.
La investigación sobre la publicación de Pamir en Facebook fue el comienzo de un calvario que durará hasta 2029. En los últimos años, las autoridades turcas han acusado a cientos de miles de sus ciudadanos de publicar contenido en las redes sociales que constituye “actos de terrorismo”, incluidas 132.310 personas solo el año pasado, según el Ministerio del Interior.
Más de 9000 personas fueron detenidas por estos cargos, según el grupo de derechos humanos Freedom House, que dijo que “compartir contenido prokurdo en línea ha resultado en sanciones penales”.
En 2020, un tribunal de Estambul condenó a Pamir en virtud de la legislación antiterrorista por “difundir propaganda para una organización terrorista” por su publicación en Facebook. Recibió una pena de prisión en suspenso de 15 meses y cinco años de libertad condicional.
“No soy culpable de nada. Seguramente puedo compartir un artículo de The Guardian completo y hacer comentarios. Esto es parte de mi derecho a la libertad de expresión”, afirmó.
Según ella, el período de prueba es “una espada de Damocles sobre tu cabeza” diseñada para impedirle publicar libremente en las redes sociales durante cinco años. Las autoridades “quieren que pienses que estás siendo vigilada, ya que su intención es intimidarte y silenciarte”, remarcó.
Pamir apeló la decisión, lo que la llevó a un largo proceso hasta que se celebró un nuevo juicio en el mismo tribunal de Estambul la semana pasada. “No creo haber hecho nada malo al compartir mis ideas personales”, dijo al tribunal, negando haber alentado “ningún acto terrorista contra mi país”.
A pesar de las exigencias de Pamir de una absolución, el tribunal le impuso la misma sentencia suspendida de 15 meses, incluidos otros cinco años de libertad condicional.
“Ya no pido una audiencia justa, pero recibí la misma audiencia que antes”, dijo.
Su período de prueba durará ahora hasta 2029 y Pamir dijo que planea apelar nuevamente a pesar del riesgo de recibir una tercera sentencia con más libertad condicional. “Lucharé”, dijo.
FUENTE: Ruth Michaelson / The Guardian / Traducción y edición: Kurdistán América Latina