Después de que el Estado turco invasor cerrara la estación de Alouk, millones de personas de Hesekê han tenido grandes dificultades para acceder al agua potable. La población, que afirma que esta situación es inaceptable, se enfrenta a graves problemas de salud, ya que utiliza el agua suministrada por los pozos para limitar la escasez.
Abud El-Tirki vive en el pueblo de El-Becedliye, al este de Shedadê. “Hay muy poca agua”, ha dicho, “insuficiente para satisfacer nuestras necesidades. El agua está muy sucia. Hay casos de diarrea e intoxicación en los niños. Pero tememos problemas de salud más graves. Además, las condiciones económicas no son muy buenas. Por eso no podemos conseguir siempre agua embotellada. Una botella de agua potable cuesta actualmente 500 liras sirias. Por eso tenemos que utilizar el agua de los pozos, aunque esté sucia”.
Besam Ibrahim ha agregado: “El agua de los pozos se purificaba en la estación de Alouk. Como la estación de Alouk está cerrada en este momento, el agua que nos llega está muy sucia. Y, por tanto, provoca enfermedades”.
Ismail Hec Mihemed, director del Centro de Salud Pública de Shedade, ha declarado: “Hay un aumento de las enfermedades con la llegada de los meses de verano. En general, nos encontramos con casos de intoxicación por el agua potable. Intervenimos en la medida de lo posible, pero es difícil hacer frente a estos problemas cada vez más frecuentes en los niños”.
Hec Mihemed añadió que el agua desinfectada con cloro es saludable e instó a todos a ser más cuidadosos con la situación y a tomar las precauciones necesarias.