Fatoş Erekli, una joven kurda que interpretaba música callejera en Alemania, fue objeto de un ataque racista mientras cantaba canciones en kurdo.
El 14 de junio de 2025, en la plaza Paradeplatz de Mannheim, una mujer que se identificó como "turca" agredió verbalmente a Erekli, diciendo: "Aquí no se puede tocar música kurda". La agresora fue más allá y se acercó a la joven música. Utilizando frases como "El kurdo no existe en mi vocabulario", la agresora fue retirada del lugar por otros ciudadanos presentes.
Fatoş Erekli tomó una postura firme y respondió con calma a la mujer agresiva, diciendo: "Si no existe ese idioma, ¿cómo supiste que la canción que cantaba estaba en kurdo?". Y añadió: "Si la gente de allí no la hubiera retenido, habría recurrido a la violencia".
Si bien las imágenes del incidente racista circularon ampliamente en las redes sociales, se ha criticado la falta de una respuesta seria por parte de las instituciones democráticas, y especialmente de aquellos que dicen estar “hombro con hombro contra el fascismo”.
Ante este silencio, el Centro Cultural Mesopotamia, el Grupo de Mujeres Ronahî Berivan y Gökay Akbulut, parlamentaria del Partido de Izquierda (Die Linke), tomaron medidas. Al enterarse de que el atacante trabajaba como enfermero en un hospital de Mannheim, comunicaron sus reacciones a la administración del mismo.
Tras el incidente, Fatoş Erekli asistió a una reunión de solidaridad en el Centro Cultural Mesopotamia. Aún conmocionada por lo sucedido, Fatoş Erekli presentó una denuncia con la ayuda de un intérprete. La joven música expresó su determinación de llevar el caso a los tribunales, afirmando: "El racismo no debe quedar impune". Y prometió continuar su lucha.
Fatoş Erekli llamó la atención sobre la opresión de la identidad y el idioma kurdos en relación con este incidente, y afirmó que seguiría cantando en su lengua materna: "Ningún pueblo es enemigo. Ninguna cultura puede ser negada. Un mundo sin guerra, un mundo de paz, es el derecho de todos".
“Debemos poner fin a esto. Debemos acabar con estas actitudes racistas”, indicó la joven música, enfatizando que nunca dejaría de hacer música en su lengua materna. “Nadie puede intimidarnos”, subrayó.
Fatoş Erekli, que solicitó asilo en Alemania en noviembre de 2022 y le fue concedido un año después, practica su arte en ciudades como Stuttgart, Frankfurt, Mannheim, Heidelberg, Heilbronn y Darmstadt.