El poder judicial de la República Islámica anunció el jueves por la mañana la ejecución del manifestante Mohsen Shekari. Iran Human Rights reaccionó inmediatamente, condenando la ejecución “en los términos más enérgicos posibles” e instando a la comunidad internacional “a detener la ejecución de más manifestantes”.
El director de Iran Human Rights, Mahmood Amiry-Moghaddam, declaró: “Mohsen Shekari fue ejecutado tras un juicio precipitado e injusto sin abogado. La comunidad internacional debe reaccionar inmediata y enérgicamente ante esta ejecución. Si la ejecución de Mohsen Shekari no acarrea graves consecuencias para el gobierno, nos enfrentaremos a ejecuciones masivas de manifestantes”.
Según la agencia de noticias judiciales Mizan, el manifestante Mohsen Shekari fue ejecutado en la madrugada del 8 de diciembre. Mohsen fue detenido en la calle Sattar Khan de Teherán el 25 de septiembre.
Mohsen fue condenado a muerte por cargos de “moharebeh (enemistad contra Dios), por sacar un arma con intención de matar y crear terror y privar al público de libertad y seguridad, por causar lesiones intencionadas con un arma fría a un agente basij en servicio, por bloquear la calle Sattar Khan de Teherán y por alterar el orden y la seguridad nacionales”.
De la detención de Mohsen Shekari hasta su ejecución pasaron 75 días. Durante toda la fase de interrogatorio y de los procedimientos judiciales se le negó el acceso a un abogado. Las confesiones de Mohsen fueron por tanto forzadas, y difundidas horas después de su ejecución por la agencia de noticias Fars de la IRGC. En el vídeo, su rostro aparece visiblemente herido.
Se trata de la primera ejecución oficial de un manifestante detenido durante las actuales protestas nacionales. Se han dictado sentencias de pena de muerte contra al menos otros 11 manifestantes, que corren riesgo grave e inminente de ejecución. Decenas de manifestantes más se enfrentan también a cargos de pena de muerte.
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