Un gran número de ONG internacionales con sede en Ginebra, legisladores suizos, otros partidos políticos europeos (como el caso de la Sortu vasca y EH Bildu) y académicos escribieron una carta abierta al Secretario General de las Naciones Unidas y al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y los Refugiados instándolos a tomar medidas contra la invasión del Estado turco al noreste de Siria.
La carta decía: "Teniendo en cuenta la constante actitud represiva del Presidente Erdogan hacia el pueblo kurdo, hay motivos para temer que se esté preparando una limpieza étnica en la frontera turco-siria. Pero esta vez, nadie estará en posición de decir que no lo sabía".
La carta continuaba: "Teniendo en cuenta la complicidad pasada del Estado turco con el llamado Estado islámico (ISIS), tampoco puede ignorarse que los 70.000 prisioneros retenidos por las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF) podrán recuperar su libertad y reanudar sus actividades terroristas en la región (mediante el genocidio, el feminicidio y el etnocidio, no sólo de los kurdos, sino también de otros grupos étnicos y religiosos autóctonos de la región) y en otras partes del mundo".
La carta advertía que "el hecho de que la comunidad internacional no impida tales acciones militares plantea la cuestión de su complicidad en los crímenes que se cometerán.
La responsabilidad de las instituciones que dirigen es primordial tanto para la población kurda de Rojava, que ha sacrificado más de 10.000 vidas en la lucha contra el terrorismo mundial, como para los miles de refugiados en la región a los que se dirige el Presidente Erdogan".
Los firmantes hicieron un llamamiento "a ustedes, Excelencias, para que adopten una posición pública y pidan al Presidente Erdogan que renuncie a cualquier acción militar en la región de Rojava que conduzca a la profundización de la actual crisis humanitaria y al resurgimiento de las actividades de ISIS".