Según la Unión Europea de Siríacos (ESU), más de treinta aldeas cristianas en el sur de Kurdistán han sido despobladas durante la invasión turca que comenzó el 16 de junio. Los ataques aéreos y terrestres turcos han provocado miedo, desplazamiento y muerte de civiles, detallan en un comunicado publicado hoy.
El estado turco, gobernado por el AKP, continúa ocupando y conquistando áreas en sus países vecinos Siria e Irak, para expandir su esfera de influencia e imponer una forma de vida islámica a través del cambio demográfico. La asociación señala las expulsiones masivas y los crímenes de derechos humanos luego de la ocupación de Afrin en 2018, y de otros territorios del norte de Siria en octubre pasado, y afirma que los ataques a las aldeas cristianas han llevado a un nuevo éxodo.
Desde el comienzo de la Operación Garra del Águila en el norte de Irak, más de treinta pueblos asirios y caldeos han sido despoblados, la gente ha huido a Duhok, Zakho y otros lugares. Los habitantes son descendientes del genocidio de los sirios en 1915 y de las personas expulsadas de Hakkari en 1924.
La ESU pidió al gobierno central iraquí y a las autoridades regionales, que detengan la operación turca y garanticen la protección de la población afectada. Las fuerzas de la ONU, la UE, EE. UU. y de las regiones invadidas deben encontrar una solución duradera para los habitantes de las áreas atacadas, especialmente por las minorías étnicas y religiosas.