El trauma de la destrucción de tumbas hace crecer la ira

En Kurdistán, el estado turco destruye sistemáticamente las tumbas de la guerrilla. Esta es una señal para la gente: "No los toleramos ni vivos n muertos". Pero a medida que crece el trauma, también crece la ira, explica la diputada del HDP Leyla Güven.

El estado turco destruye sistemáticamente las tumbas de los guerrilleros en Kurdistán. La política kurda Leyla Güven, quien también es miembro del parlamento por el HDP y co-presidenta de la organización de la sociedad civil DTK (Congreso de la Sociedad Democrática), habló con ANF sobre los antecedentes de las brutales acciones del estado.

Leyla Güven abrió la conversación con una cita de Albert Camus: "Si quieres conocer un país, mira cómo muere la gente allí. En su opinión, hay algo que falta en esta reflexión: "También tienes que ver cómo son tratados los muertos. Por el momento, las tumbas se destruyen sistemáticamente en Kurdistán. Los entierros y el duelo de los muertos no son sólo una cuestión legal, es una cuestión de moralidad y conciencia".

Güven recordó casos similares de Argentina y Palestina y dijo: "Pero en estos países se reconocieron los errores y se erigieron memoriales. Se están haciendo esfuerzos para garantizar que esas cosas no vuelvan a suceder. En Turquía, esta práctica inhumana continúa constantemente". Los cadáveres en el cementerio de mártires de Garzan en Bitlis han sido exhumados, causando un dolor incalculable a sus familiares. Cuando se construyó este cementerio, el estado no intervino. El cementerio también fue visitado por personas cuyos parientes no están enterrados allí.

Los cementerios en Muş, Van, Silvan y Bingöl también han sido devastados recientemente. El cementerio de Gever (Yüksekova) ha sido destruido por séptima vez. Leyla Güven expresó al respecto: "Este método se ha probado antes. En la década de 1990 fracasó debido a la actitud valiente y recta de las madres kurdas".

En este contexto, Leyla Güven se refirió al caso de la guerrillera Agit Ipek, cuyos restos fueron entregados a su madre en una caja por correo: "Aunque fue una situación terriblemente dolorosa, su madre expresó sus condolencias a todo el pueblo kurdo. Este es un ejemplo concreto de la actitud inflexible de las madres kurdas. Hacı Lokman Birlik, Madre Taybet, Ekin Van, Cemile Çağırga y los cuerpos de muchos otros fueron mutilados de manera similar para enviar un mensaje a la población. Pero nuestra gente nunca dejó de resistir".

"Como si estas personas nunca hubieran vivido"

"Es la misma mentalidad con la que las tumbas de Şêx Said y Seyit Riza se mantienen en secreto. La práctica de mutilar cadáveres, destruir cementerios y prohibir funerales alcanzó su apogeo en la década de 1990, y se convirtió en política estatal. Con el maltrato de cadáveres de personas de los grupos de población kurdos, griegos, armenios, alevíes, yazidíes, es decir, no turcos o no sunitas, el objetivo es despojar a las personas de su memoria. Quieren que parezca que estas personas nunca han vivido aquí.

Con el trauma viene la ira

Incluso si bien una tumba no cambia la situación sobre la muerte, evitar el duelo de los muertos causa un trauma social. Ese es el propósito del estado. Pero con lo que no cuenta el estado es que con el trauma viene la ira. Hoy se siguen descubriendo fosas comunes dejadas por el ISIS. Esta organización misantrópica y especialmente misógina ha mutilado sistemáticamente cadáveres y destruido cementerios. Con una mentalidad que permite destruir las lápidas, sin importar si es o no Ramadan. Es un crimen prohibido por todas las religiones. En el Islam, todo lo que pertenece al hombre tiene un valor. Todos son parte de la familia de Dios. Los representantes del estado con su concepto de aniquilación ni siquiera están en línea con la religión en la que supuestamente creen.

"No te toleramos ni vivo ni muerto"

Esta práctica es insoportable, especialmente para los familiares. Una madre en Bingöl ha anunciado que vigilará la tumba de su hija para que no sea destruida. La destrucción de las tumbas tiene la intención de intimidar a la población. Es una señal para la gente: 'Olvida tu idioma, tu identidad, tu cultura. No te toleraremos ni vivo ni muerto'. Pero sabemos que nuestra gente y especialmente las valientes madres kurdas han estado librando una lucha de época durante décadas. Conocemos a las Madres de la Paz, las Madres de los Sábado, las Madres de Roboski.

La esperanza de paz quiere ser destruida. Se dice que si infliges sufrimiento a los muertos, no puedes hacer las paces con los vivos. Pero el estado turco no tendrá éxito con su política. Cuanto más profunda sea una herida, más difícil será sanar. Hemos visto docenas de veces que tales métodos no logran nada. Solo puede haber cambio a través de una solución democrática a la cuestión kurda. Los opresores nunca han sido perdonados por la historia".