Llegamos a un grupo guerrillero de las HPG, mientras la lluvia de mayo cae sin parar sobre nosotros. Durante días no ha dejado de llover. El barro se nos pega en los zapatos, cada paso es difícil para nosotros. Dos guerrilleros vienen hacia nosotros por un camino estrecho.

Una de ellas es Sema Amed. Su cabello rizado está mojado y su arma se mantiene cerca de su cuerpo para protegerlo de la lluvia. Nos saludamos y descendemos juntos a su campamento. En el camino, Sema siempre insiste en ayudarnos con nuestras maletas. Veo su mano derecha, que ha envuelto con un paño. Cuando llegamos y tratamos de limpiar nuestros zapatos de barro, el sol se rompe a través de la cubierta de nubes y empezamos a hablar.

Sema lleva diez años con la guerrilla. Habla de su infancia en un pueblo cerca de Lice. Ya de niña, la guerrilla era la figura más grande para ella. En todos los juegos, ella esperaba que los guerrilleros se unieran y jugaran. Cuando había una pelea con sus amigos, sus ojos buscaban por los caminos con la esperanza de que los guerrilleros vinieran e hicieran las paces. La guerrilla siempre estuvo presente en sus sueños de infancia y los incluyó en sus oraciones. Sabía que la edad adulta sería un desastre, pero aun así quería crecer rápido para convertirse en una guerrillera. "Lo deseaba tanto que cuando me despertaba, a veces sentía que había crecido", dice.

Del pueblo a la montaña

Sema dejó atrás su infancia y finalmente trató de hacer realidad sus sueños. Se juntó con dos amigas del pueblo. Una noche llegó el momento. Encontraron un camino y dejaron el pueblo a través de las montañas.

Nuestra conversación es interrumpida por una pausa para tomar el té. Una radio vieja y desgastada con varias antenas parcheadas sale de su envoltura de forma cuidadosa. Estos dispositivos no son fáciles de encontrar en la guerrilla, pero la escucha diaria de las noticias es un ritual.

Tras las noticias cambian a los canales de radio de Turquía. Inmediatamente en las primeras noticias dice que muchos "terroristas fueron neutralizados" en las Zonas de Defensa Medya en una semana. Los guerrilleros se sientan en la radio con sus vasos de té y dicen: "Algo está mal con los cálculos matemáticos de este Estado. Constantemente nos matan, pero seguimos existiendo. Según este balance, todos hemos muerto hace mucho tiempo." A continuación, se apaga la radio.

Crecer con las montañas

Sema empieza a hablar de la belleza de la vida en la montaña. "Estoy en medio de las montañas de mis sueños de infancia y estoy creciendo con las montañas. En el pasado, las montañas de Amed parecían estar muy lejos, y no sabía que eran tan grandes eran en realidad. Más tarde te vuelves una con ellas. Aunque parezcan inmóviles, crecen todos los días".

Cuando Sema se quita la tela de la mano, veo que ha perdido parte de su mano. En las montañas, las heridas tienen un significado diferente. Puedes perder una parte del cuerpo, pero en lugar de quejarte de ello, la pérdida te hará pelear aún más. Eso es lo que probablemente quieren decir cuando hablan de crecer con las montañas. Cuando Sema perdió su mano derecha, se concentró en la mano izquierda. Cambió el hábito de disparar con la mano derecha. Ahora usa la mano izquierda y su precisión es la misma que antes. También escribe diarios con la mano izquierda y sus cuadernos están llenos de notas que ha tomado mientras leía libros.

La guerrilla es una forma de vida en la que no hay heridas incurables. Las heridas pueden quitar una parte del cuerpo, pero son parte de este camino asceta. La superioridad psicológica hace invisibles las heridas físicas. No le quitan nada al hombre, lo dejan crecer, como a Sema. Las heridas de la guerrilla no llevan al hombre a alejarse de la vida. Hacen que el vínculo con la vida sea aún más fuerte. Todos ellos dan la impresión de que pueden hacer frente a todas las lesiones para proteger la vida de sus amigos.