La resistencia histórica del PKK entra en una nueva etapa

El PKK está llevando la lucha que ha librado durante más de cincuenta años a una nueva etapa, no desaparecerá ni llegará a su fin.

El 27 de febrero, Abdullah Öcalan dio un paso histórico con su "Llamado por la Paz y una Sociedad Democrática". Puso como prioridad el cambio y la transformación en la agenda del PKK. Si bien el PKK anunció que actuaría en consonancia con este llamado, Öcalan afirmó: "El PKK debe convocar su congreso, disolverse y poner fin a la lucha armada". El PKK anunció entonces que había celebrado su congreso entre el 5 y el 7 de mayo.

El 12 de mayo, el PKK anunció que ponía fin a su lucha armada para allanar el camino y sentar las bases para nuevas iniciativas y organizaciones que serían mucho más fuertes y ambiciosas que cuando se fundó el PKK.

El PKK está llevando la lucha que ha librado durante más de cincuenta años a una nueva etapa. Avanzará hacia nuevas organizaciones y métodos de lucha. El PKK y su lucha no desaparecerán ni llegarán a su fin.

La resistencia y la organización, lideradas por el PKK durante medio siglo, han acumulado una vasta experiencia. Con base en esta experiencia, se reestructurará de acuerdo con la nueva era. Esto requiere un cambio y una transformación importantes. A medida que el pueblo kurdo y sus organizaciones avanzan hacia el cambio y la transformación, Turquía y la región no pueden permanecer inalteradas. Turquía también debe experimentar un cambio y una transformación. Política y legalmente, el Estado turco debe posicionarse para incluir a los kurdos.

Si el Estado ha de ser también el Estado de los kurdos, debe abandonar la negación y la indiferencia y emprender una transformación intelectual y jurídica. Si el proceso se sabotea o se descarrila, inevitablemente volverá al conflicto.

Öcalan ha asumido una responsabilidad histórica. Si bien el gobierno del AKP no ha tomado medidas serias ni realizado cambios legales, Öcalan ha asumido la responsabilidad de disolver el PKK y abandonar la lucha armada. No sabemos si quienes gobiernan Turquía comprenderán la importancia y el significado histórico de esto y actuarán en consecuencia. Por ahora, sus declaraciones parecen positivas. Sin embargo, está por verse si se quedarán en meras palabras o se pondrán en práctica.

Si el Estado turco llega a la paz con los kurdos del Kurdistán Norte y reconoce su existencia, esto naturalmente afectará también a otras zonas, principalmente a Rojava y el noreste de Siria, ya que el trabajo, la resistencia y la organización en esta región se han inspirado en las ideas y la lucha de Öcalan. Hablamos de una región donde Öcalan dedicó veinte años a la organización. El Estado turco ha trabajado incansable y multifacéticamente para romper la influencia de Öcalan y eliminar los logros de la revolución, atacando, ocupando y formando alianzas. Una feroz guerra y asedio tuvieron lugar en Rojava.

El Estado turco siempre se ha referido a estos ataques y políticas como "lucha contra el PKK y el terrorismo". Sin embargo, en un entorno donde el PKK se ha disuelto y la lucha armada ha terminado, ya no hay justificación para la hostilidad y los ataques de Turquía contra Rojava. Si Turquía aplica la ley de la hermandad a los kurdos dentro de sus fronteras, su insistencia en la hostilidad hacia los kurdos en Siria también perdería su sentido. Este es el curso natural de los acontecimientos; Turquía debe retomar una política de reconciliación y hermandad también con las y los kurdos en el extranjero.

El proyecto de Öcalan busca mantener la solución en Turquía también en otras partes. Su objetivo es la Unión Democrática del Kurdistán. En otras palabras, no se trata de establecer un estado o federación independiente, sino una unión democrática. Esta solución también beneficia a otros estados. Así, la cuestión kurda dejará de ser una fuente de conflicto y tensión en la región. Se abrirá el camino hacia la paz y la transformación democrática en la región. Aquí nadie perderá; al contrario, todos ganarán.

La solución de Öcalan también abarca la democratización de Oriente Medio. Sin embargo, desconocemos si esta solución se implementará o si Turquía retornará a sus políticas habituales. En Siria, el gobierno turco no considera a los kurdos como aliados; ha optado por aliarse con HTS (Hayat Tahrir al-Sham). Durante meses, atacó la presa de Tishrin y otras regiones. Su objetivo era apoderarse por completo del norte y el este de Siria y eliminar la autonomía. Aún no está claro si cambiará su postura.

La Administración Autónoma del Norte y Este de Siria, y las fuerzas revolucionarias, no deberían dejarse vencer por la languidez solo porque los ataques hayan cesado por ahora y se observe cierta moderación. Esto se debe a que Turquía no ha disuelto a los grupos armados y mercenarios que reunió bajo el nombre de SNA (Ejército Nacional Sirio). El pueblo de Afrín aún no puede regresar a su tierra. Turquía continúa negociando con los estados regionales para eliminar las SDF y la autonomía, y negociando con potencias como Estados Unidos.

Por esta razón, tanto el gobierno como el pueblo deben seguir fortaleciendo su autodefensa y permanecer preparados ante cualquier eventualidad.