Hüseyin Ecer perdió su vida durante el periodo de la resistencia de autogobierno en el distrito de Idil en Kurdistán, concretamente en la provincia de Sirnak entre el 2015 y el 2016. Fue enterrado por la propia policía en un cementerio previsto para personas desconocidas. Ahora, la policía ha llamado a la familia de Ecer para informarles que pueden recuperar los restos de su hijo.
Tras la exhumación y entrega de los restos, su familia ha vuelto a enterrar a Ecer, esta vez en el Cementerio Asri del distrito de Cizre. Solo los familiares más cercanos han podido asistir al funeral, ya que se ha prohibido la asistencia a personas que no fueran de la familia próxima.
El estado turco usa los cuerpos de los mártires kurdos como arma de guerra psicológica. Los cuerpos de los mártires son maltratados o mutilados y en ocasiones ni siquiera se les entregan a sus familias y se les entierra en secreto.