Las condiciones de vida empeoran en el campamento de Washokani ante el aumento del calor.
Mientras el calor extremo empeora el sufrimiento en el campamento de Washokani, las personas desplazadas piden ayuda urgente.
Mientras el calor extremo empeora el sufrimiento en el campamento de Washokani, las personas desplazadas piden ayuda urgente.
La ocupación de Serêkaniyê por el Estado turco y sus mercenarios aliados desplazó a decenas de miles de personas. Muchas de ellas fueron reubicadas en el campamento de Washokani (Waşûkani), construido por la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria en la ciudad de Hesekê.
Con el aumento de las temperaturas estivales, han surgido diversos problemas en el campamento, que alberga a decenas de miles de personas. Los problemas con el agua potable y el alcantarillado, los constantes cortes de electricidad y el aumento de enfermedades han agravado los desafíos que enfrentan los residentes.
El colapso de la infraestructura profundiza la crisis
Casi cinco años después de su establecimiento, la infraestructura del campamento se ha derrumbado por completo. Mientras la Administración Autónoma intenta encontrar soluciones con recursos limitados, las organizaciones internacionales siguen eludiendo la responsabilidad de abordar los problemas.
Salim Al-Darwish, residente del campamento, describió las condiciones: “Con este calor veraniego, es imposible permanecer dentro de la tienda después de las 9 de la mañana. Hay un grave problema de saneamiento en el campamento. No se recoge la basura. Solo hay electricidad durante unas pocas horas. Los problemas de alcantarillado empeoran día a día. Las enfermedades se propagan constantemente”.
Al-Darwish también instó a las organizaciones responsables a tomar medidas inmediatas: «Estos problemas deben resolverse con urgencia. El sistema de alcantarillado está completamente inutilizable. Debe ser reemplazado. Es necesario abordar el problema antes de que tenga consecuencias aún más graves».
Los niños son los más afectados
Las duras condiciones en el campamento están afectando especialmente a los niños, según Selmiya Mohammed, una residente desplazada. Explicó: «No hay agua y apenas hay electricidad. No tenemos acceso a servicios de salud. La falta de agua potable es un problema grave».
Mohammed pidió que se tomen medidas urgentes para mejorar los servicios, afirmando que la situación actual se ha vuelto insoportable.
Las enfermedades se están propagando
Otra residente, Emine Hussein, afirmó que la falta de agua potable y electricidad dificulta cada vez más la vida. Enfatizó que las enfermedades han comenzado a propagarse por todo el campamento y que su mayor deseo es poder regresar a sus hogares sanos y salvos.