Un kurdo fue torturado hasta la muerte en una prisión de Teherán

Un kurdo de 23 años ha sido torturado hasta la muerte en la prisión de Fashafoyeh, al sur de Teherán.

Un kurdo habría sido torturado hasta la muerte en una prisión de Teherán, la capital de Irán. Así lo informó la Red de Derechos Humanos del Kurdistán (KHRN). Según el informe, la víctima es Amir Hossein Hatami, de 23 años. El hombre es originario de un pueblo de Sirvan, en la región kurda oriental de Îlam, pero vivía y trabajaba en Teherán. Se cree que fue asesinado el pasado miércoles.

KHRN ha sabido que Hatami fue detenido hace unas dos semanas por un delito menor y llevado a la prisión de Fashafoyeh, situada a 32 kilómetros al sur de Teherán, el mayor centro de detención de Irán, con unos 15.000 reclusos. Allí recibió, entre otras cosas, "fuertes golpes en la cabeza con porras", según una conversación telefónica con su padre a principios de esta semana. Durante la conversación, también informó de que estaba siendo trasladado a un hospital. Los familiares no pudieron visitar al joven en el hospital. Un día después, la administración penitenciaria anunció la muerte de Amir Hossein Hatami.

Familiares y amigos del joven kurdo se concentraron el sábado ante la prisión de Fashafoyeh para protestar. Una multitud enfurecida pidió a las autoridades que llevaran a los responsables de la muerte de Hatami ante la justicia. El padre de éste se negó inicialmente a recibir el cuerpo de su hijo hasta que se confirmara oficialmente la causa de la muerte. A primera hora de la noche, el cuerpo de Amir Hossein Hatami fue finalmente llevado a su pueblo natal de Lerênî para su entierro.

Ejecuciones extrajudiciales en Irán

Las ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas del régimen se producen repetidamente. Según las estadísticas de la organización kurda de derechos humanos Hengaw, al menos 23 presos kurdos murieron en centros de detención iraníes como consecuencia de la tortura entre 2017 y 2021. Al menos quince de ellos eran presos políticos. También son cada vez más frecuentes los ataques a miembros de la oposición kurda por parte de los servicios de inteligencia iraníes fuera de Irán, que a menudo terminan fatalmente.