Cómo la represión estatal promueve la violencia contra la mujer

A diario en Turquía las mujeres son asesinadas por hombres de su entorno personal. El TJA lucha contra la violencia contra las mujeres. Debido a la represión del Estado, las víctimas de la violencia rehúyen ponerse en contacto con el movimiento de mujeres

La violencia contra las mujeres ha aumentado durante el gobierno del AKP en Turquía. Todos los días son asesinadas mujeres por hombres en Turquía. Las organizaciones de mujeres hablan de una "política de impunidad" que promueve la violencia contra las mujeres. Los agresores quedan a menudo impunes o reciben sentencias reducidas.

Hatun Yildiz, del TJA (Movimiento de Mujeres Libres) de Amed (Diyarbakir), habló con ANF sobre el problema.

Yildiz afirma críticamente que el TJA y otras instituciones de mujeres no han desempeñado todavía un papel suficientemente preventivo y no han podido evitar el asesinato de mujeres. Una de las razones de ello es que el Estado obstaculiza sistemáticamente la labor de las organizaciones de mujeres. "No hay un levantamiento de masas cuando las mujeres son asesinadas", dice la activista. Dado que la violencia contra las mujeres forma parte de la política estatal, el trabajo del movimiento de mujeres está criminalizado por varias razones, añade.

"Por lo tanto, tenemos problemas para llegar a las mujeres. Muchas mujeres ahora tienen miedo de contactarnos. En casa tienen miedo de los hombres, fuera tienen miedo del Estado. Por esta razón, son reservadas y no sacan a relucir sus problemas. Esto hace imposible prevenir completamente el asesinato de mujeres. Tenemos que estar mucho más presentes y sobre todo en Amed queremos aumentar nuestro contacto personal con las mujeres para ampliar nuestra lucha".

Los activistas de TJA hacen trabajo de barrio y hacen visitas a domicilio. Hatun Yildiz informa: "Cuando vamos a las mujeres y les hablamos de sus problemas, a menudo ocultan sus experiencias al principio. Sólo cuando ganan confianza con nosotras empiezan a hablar. Entonces no rompen el contacto con nosotras otra vez. Nos hablan de la violencia que experimentan por parte de sus maridos, padres o hermanos. Luego las pasamos a la Asociación de Mujeres Rosa para su apoyo legal y psicológico, pero también seguimos la situación nosotras mismas y preguntamos cómo están. Les mostramos que no las dejamos solas".