A raíz de la crisis económica, política y social vivida en el Kurdistán del Sur, parece haberse convertido en una práctica habitual la detención de personas que protestan contra las políticas gubernamentales o que simplemente se oponen al gobierno. A principios de agosto, las fuerzas de seguridad del KDP detuvieron a tres mujeres en el municipio de Kelek, cerca de Hewlêr (Erbil). Las activistas habían estado previamente en Shengal, donde asistieron a un acto conmemorativo con motivo del séptimo aniversario de la masacre del ISIS. Tras su detención, las tres mujeres desaparecieron y su paradero y estado fueron desconocidos durante semanas. El motivo oficial de la detención sigue siendo un misterio. Las activistas de los derechos de las mujeres de Bashur consideraron la medida como un intento de intimidación. Tras 33 días de detención, Xewla Mihemed y Seyran Ehmed quedaron en libertad bajo fianza. Sin embargo, Ciwana Ebdulbaqî sigue detenida y aún no se sabe nada de ella.
Necbir Efrîn, que, al igual que Ciwana Ebdulbaqi, es miembro del RJAK (Rêxistina Jinên Azad a Kurdistanê), dijo a la Agencia Mezopotamya que a Ebdulbaqi sólo se le permitió hablar con su familia una vez. “Hasta ahora no ha habido ningún contacto personal con ella”, dijo la activista. “La abogada que enviamos ha sido rechazada. Hemos hecho varios intentos de contactar con Ciwana, pero hasta ahora han fracasado”.
Necbir Afrin señaló que el gobierno quiere aislar y silenciar al RJAK mediante la intimidación. Este enfoque de las autoridades del Kurdistán del Sur es similar a los métodos del Estado turco. “Se aplican tácticas de guerra especiales”, dijo. “Hay numerosas mujeres políticas y periodistas detenidas. Aquí existe la misma actitud hacia los presos que en el Estado turco. Los tribunales pueden decidir sin ninguna base legal”. El KDP, que es el partido dominante en el Kurdistán del Sur, retiene a personas en centros de detención durante meses antes de que sean escuchadas en los tribunales.