Cada día se denuncian nuevas torturas y abusos contra quienes llevan a cabo acciones para exigir el fin del aislamiento contra el líder popular kurdo Abdullah Öcalan.

Los que más sufren abusos son los más de 300 presos políticos en huelga de hambre, que deben enfrentar la brutalidad y la violencia de los guardias de la prisión.

El último caso expuesto es el de la prisionera política y huelguista de hambre Zozan Kutum, que fue trasladada de la prisión cerrada de mujeres de Bakırköy al campus de la prisión de Silivri entre el 18 y el 22 de febrero y sufrió palizas.

Kutum, hija de una familia de refugiados políticos que vive en Suecia, fue golpeada por guardias varones con patadas y puñetazos, porque no aceptó ser desnudada en la entrada de la prisión de Silivri.

Lo que le pasó a Kutum fue expuesto por sus amigos que también fueron golpeados cuando intentaban reaccionar ante esta violencia.

Zozan Kutum ha estado en huelga de hambre desde el 20 de diciembre y ahora pesa 40 kilos.

Kutum y sus amigos presentaron una denuncia penal sobre la administración de la prisión de Silivri y los guardias que la golpearon.