Surgido en medio del caos de la guerra civil siria, Ahrar al-Sharqiya cobró notoriedad como una banda armada que operaba dentro del Ejército Nacional Sirio (SNA, por sus siglas en inglés), a sueldo de Turquía, atrayendo la atención internacional por crímenes de guerra y actos terroristas. La peor atrocidad del grupo se produjo en 2019 con el brutal asesinato de Hevrîn Khalaf, secretaria general del Partido Futuro de Siria, y su chófer, Ferhad Remedan. A pesar de ello, Abu Hatim Shaqra, líder de Ahrar al-Sharqiya, ha sido nombrado recientemente por HTS (Hay'at Tahrir al-Sham) comandante de la 86.ª División, responsable de Raqqa, Deir ez-Zor y Hasakah.
Desde que tomó el control de Damasco el 8 de diciembre de 2024, HTS ha seguido sembrando el terror en Siria, aplicando prácticas que recuerdan al régimen Baaz y a otras épocas. Analicemos con más detalle el historial criminal de Ahrar al-Sharqiya bajo el mando de Abu Hatim Shaqra, comandante designado de la 86.ª División.
Una banda bajo control turco
Fundada en Deir ez-Zor en 2016, Ahrar al-Sharqiya está afiliada al SNA, lo que la convierte en un agente del Estado turco ocupante. Si bien se presenta como una fuerza contraria al régimen, el grupo es conocido por masacres de civiles, saqueos y violencia étnica. Su líder, Abu Hatim Shaqra (Ahmed Ihsan Fayyad al-Hayes), tiene vínculos directos con el ISIS. Participó en las campañas de invasión turca en Siria, incluyendo el asalto de Afrin en 2018 y las ofensivas de 2019 en Tell Abyad y Ras al-Ayn. Ahrar al-Sharqiya ha sido designada organización terrorista por Estados Unidos (mediante sanciones del SDGT) y los Países Bajos (mediante una sentencia judicial).
Líder Abu Hatim Shaqra
Abu Hatim Shaqra es conocido como el planificador y ejecutor de los crímenes de la banda. A pesar de su participación directa en el asesinato de Hevrîn Khalaf, en 2025 ha sido nombrado por HTS para comandar la 86.ª División, supervisando Raqqa, Deir ez-Zor y Hasakah. Este nombramiento ha sido condenado como un escándalo por organizaciones de derechos humanos y la Administración Autónoma Democrática del Norte y el Este de Siria (AADNES), liderada por los kurdos.
Además, Shaqra se graduó de la Universidad Artuklu en Turquía con una identidad falsa, lo que levanta sospechas de que la banda se beneficia de una red de protección internacional.
Su historial de crímenes de guerra se ha convertido en una mancha vergonzosa que socava la legitimidad de la nueva autoridad gobernante.
Asesinato de Hevrîn Khalaf
Uno de los actos más brutales de Ahrar al-Sharqiya fue el asesinato de Hevrîn Khalaf y su chófer el 12 de octubre de 2019, en la autopista M4, entre Tell Abyad y Ras al-Ayn. Según informes de Amnistía Internacional y la ONU, Ahrar al-Sharqiya detuvo el vehículo de Khalaf, la sacó a rastras, la golpeó y la ejecutó. Su chófer también murió en el acto. Khalaf era una política kurda que luchaba por un futuro pacífico en Siria.
Los medios turcos elogiaron su asesinato como una "operación exitosa", lo que reforzó los vínculos entre el grupo y el mando turco.
Un análisis de vídeo de Bellingcat (una plataforma independiente de periodismo e investigación con sede en los Países Bajos) confirmó sin lugar a dudas la responsabilidad de Ahrar al-Sharqiya. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) calificó el asesinato de ejecución extrajudicial e instó a Turquía a investigar. Human Rights Watch (HRW) declaró en su informe de octubre de 2019 que las ejecuciones del grupo, incluida la de Khalaf, constituyeron actos de limpieza étnica contra civiles kurdos, clasificados como crímenes de guerra. Estados Unidos impuso sanciones a Ahrar al-Sharqiya en 2021, congelando sus activos y prohibiendo las transacciones con ciudadanos estadounidenses.
Retrato de un criminal de guerra: Ahrar al-Sharqiya
El silencio de la comunidad internacional ante el nombramiento de Abu Hatim Shaqra, líder de la banda Ahrar al-Sharqiya, responsable de terrorismo y crímenes de guerra en Siria, por HTS (Hay'at Tahrir al-Sham), constituye un duro golpe para la justicia.
Surgido en medio del caos de la guerra civil siria, Ahrar al-Sharqiya cobró notoriedad como una banda armada que operaba dentro del SNA, a sueldo de Turquía, atrayendo la atención internacional por crímenes de guerra y actos terroristas. La atrocidad más flagrante del grupo se produjo en 2019 con el brutal asesinato de Hevrîn Khalaf, secretaria general del Partido del Futuro de Siria, y su chófer, Ferhad Remedan.
Abu Hatim Shaqra, líder de Ahrar al-Sharqiya, ha sido nombrado recientemente por HTS comandante de la 86.ª División, responsable de Raqqa, Deir ez-Zor y Hasakah.
Desde que tomó el control de Damasco el 8 de diciembre de 2024, HTS ha seguido sembrando el terror en Siria, con prácticas que recuerdan al régimen Baaz y a otras. Analicemos con más detalle el historial criminal de Ahrar al-Sharqiya bajo el mando de Abu Hatim Shaqra, comandante designado de la 86.ª División.
Algunos crímenes de guerra documentados
Los crímenes de Ahrar al-Sharqiya van más allá del asesinato de Hevrîn Khalaf:
Tras la ocupación de Afrin, saquearon casas, comercios, granjas y otras propiedades. El informe de HRW de julio de 2018 documentó robos sistemáticos y confiscaciones de propiedades.
En marzo de 2018, HRW confirmó el saqueo de más de 50 viviendas en el distrito de Mahmudiye, en Afrin.
En las aldeas productoras de aceitunas de Afrin (como Jindires y Rajo), el grupo se apoderó de olivares y se apoderó de la cosecha. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) informó que el 70 % de la producción de aceitunas fue robada por facciones del SNA, especialmente Ahrar al-Sharqiya. El aceite se vendía en los mercados turcos.
Al menos 200 tiendas en las zonas comerciales de Afrin fueron saqueadas. El SOHR informó en abril de 2018 que más de 30 tiendas fueron vaciadas, algunas convertidas en sedes del SNA.
Familias de Ahrar al-Sharqiya y otras facciones del SNA, o árabes traídos desde Idlib, fueron reasentadas en las viviendas saqueadas. Según un informe de la ONU de marzo de 2019, más de 5.000 viviendas fueron ocupadas por el SNA, con Ahrar al-Sharqiya desempeñando un papel clave.
Ejecuciones de civiles
Durante la invasión turca de Ras al-Ayn y Tell Abyad en 2019, se informó que Ahrar al-Sharqiya ejecutó a 9 civiles, incluyendo a Hevrîn Khalaf, en la autopista M4. El SOHR confirmó estas ejecuciones.
El informe de la ONU de marzo de 2020 documentó la participación del grupo en ejecuciones extrajudiciales, violencia contra civiles y crímenes de guerra. La ONU utilizó imágenes de video del 12 de octubre de 2019 como prueba y responsabilizó a Turquía de las acciones de sus fuerzas aliadas.
Ataques contra cristianos
Según HRW y SOHR, Ahrar al-Sharqiya marcó con pintura roja hogares cristianos en los barrios siríacos y armenios de Tell Abyad. Estas marcas se utilizaron para identificar y atacar a familias cristianas. El 15 de octubre de 2019, SOHR informó que se pintaron cruces o la palabra "cristiano" en las puertas de 12 viviendas. Las familias fueron amenazadas de muerte si no se marchaban. Alrededor de 150 de las 200 familias cristianas (aproximadamente 600 personas) en Tell Abyad fueron desplazadas por la fuerza, muchas de ellas reasentadas en Kobane o Hasakah.
El grupo saqueó hogares, comercios e iglesias cristianas. La ONU lo confirmó en sus informes de octubre de 2019. La iglesia siríaca de San Jorge de Tell Abyad fue saqueada el 16 de octubre de 2019, robando iconos y objetos religiosos. El edificio fue utilizado posteriormente como base del SNA. En la Iglesia de la Virgen María, se pintó con aerosol la frase "Allahu Akbar" en la puerta y se destruyeron los símbolos religiosos del interior. Estos ataques se consideraron un ataque contra la identidad cristiana. Al menos 30 hogares cristianos y 15 comercios fueron saqueados, y en algunos de ellos se reasentaron familias del SNA.
Amnistía Internacional denunció amenazas y secuestros contra cristianos. El 14 de octubre de 2019, un familiar sirio fue secuestrado y posteriormente liberado tras un rescate de 5.000 dólares, tras ser torturado e insultado por ser un "cruzado".
Masacres de drusos y alauitas
En 2025, informes digitales y datos del SOHR documentaron masacres perpetradas por Ahrar al-Sharqiya, bajo el mando del HTS, contra comunidades drusas y alauitas. Entre el 6 y el 17 de marzo de 2025, el SOHR reportó 1383 muertes de civiles, 311 de las cuales eran alauitas. Para el 10 de marzo, el recuento ascendía a 830, en su mayoría alauitas. El 12 de marzo, la cifra ya ascendía a 1225. La ONU confirmó 111 de estos asesinatos, pero sugirió que la cifra real era mucho mayor. A las víctimas se les preguntaba con frecuencia "¿Eres alauita o sunita?" antes de la ejecución, una clara evidencia de ataques sectarios.
La Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR) reportó 973 muertes de civiles en marzo de 2025, la mayoría de ellas de alauitas. También descubrió que casi 700 de estos asesinatos fueron perpetrados por fuerzas gubernamentales contra comunidades alauitas.
El SOHR publicó un informe aparte sobre los ataques selectivos contra civiles drusos entre marzo y abril de 2025, vinculando la violencia con los esfuerzos de HTS para reprimir la resistencia drusa a la nueva Constitución.
Enlaces con Turquía
Ahrar al-Sharqiya opera bajo el paraguas del SNA, respaldado por Turquía. Turquía proporciona apoyo logístico y financiero. Organizaciones como la ONU, Human Rights Watch y Amnistía Internacional han afirmado que Turquía podría ser responsable de los crímenes de guerra de Ahrar al-Sharqiya debido a su control efectivo sobre el grupo.
Estatus jurídico internacional
La Corte Penal Internacional (CPI) podría investigar estos crímenes mediante la jurisdicción universal, pero la presión política ha impedido hasta ahora cualquier acción. La ONU ha documentado los crímenes de Ahrar al-Sharqiya, pero los vetos del Consejo de Seguridad impiden la imposición de sanciones tangibles. Las sanciones estadounidenses no han detenido al grupo, y la UE guarda silencio debido a sus vínculos políticos y económicos con Turquía.
Nombrar a un criminal de guerra para un cargo militar en 2025 constituye una flagrante afrenta al derecho internacional. El silencio de la CPI, la ONU y las organizaciones de derechos humanos demuestra que no se está haciendo justicia, sino que se está protegiendo a los perpetradores.
Complicidad de la comunidad internacional
A pesar de que el asesinato de Hevrîn Khalaf, el saqueo en Afrin y las masacres de alauitas y drusos están bien documentados, no se ha logrado una rendición de cuentas significativa. El nombramiento de Abu Hatim Shaqra como comandante de la 86.ª División es esencialmente una recompensa por ser un criminal de guerra; sin embargo, ni la CPI, la ONU ni los gobiernos occidentales han emitido una condena formal.
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