La Oficina de Información y Documentación del YPJ publicó un folleto para conmemorar el 10º aniversario de la creación de las Unidades de Defensa de la Mujer.

Tras el levantamiento de la llamada Primavera Árabe, el pueblo de Rojava (Kurdistán occidental, norte de Siria) tomó el control de la administración de manos del Régimen sirio y estableció una autoadministración confederal y democrática. Las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ) son una fuerza militar de autodefensa compuesta exclusivamente por mujeres que se fundó en 2013, con el objetivo de proteger al pueblo y a las mujeres de Rojava y su derecho a la autoadministración.

Desde entonces, YPJ ha participado en todas las operaciones militares, luchando contra diferentes grupos islamistas como Al-Nusra e ISIS. En 2014, cuando la ciudad de Kobane fue asediada y atacada por el ISIS, los combatientes del YPJ -junto a nuestras Unidades de Protección Popular (YPG), integradas por todos los géneros- desempeñaron un papel activo en la liberación de la ciudad. Durante este tiempo, las combatientes de YPJ se ganaron la atención internacional por su valentía y resistencia, convirtiéndose en un modelo para las mujeres de todo el mundo que luchan por la libertad, la autodeterminación y la igualdad de género.

Tras la batalla de Kobane, YPJ se convirtió en parte fundadora de la alianza militar de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) que se fundó en 2015, reuniendo posteriormente a diferentes grupos que luchan contra ISIS en el norte y este de Siria. Con el apoyo de la Coalición Internacional contra el ISIS, las FDS lideraron la lucha sobre el terreno contra el terrorismo del ISIS, liberando a las mujeres y a la población de zonas como Minbij, Raqqa, Deir az Zor y muchas más.

El YPJ pronto se convirtió en una fuerza étnicamente diversa, ya que mujeres de origen árabe, asirio, armenio y otros se unieron a nuestras filas. La autoadministración civil de Rojava cambió su nombre por el de Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) para indicar el carácter multiétnico de las zonas de la autoadministración.

En 2018, cuando aún existía el llamado califato del ISIS, el Estado turco inició una brutal guerra invasiva contra nuestro cantón occidental de Afrin, utilizando mercenarios islamistas como fuerzas terrestres. Nuestros combatientes llevaron a cabo una resistencia heroica y cientos de nuestros combatientes dieron sus vidas para proteger al pueblo de Afrin. Sin embargo, el Estado turco ocupó Afrin, creando un sistema basado en la tortura, el secuestro, la violación y el asesinato. La política de asimilación y el cambio demográfico se utilizan continuamente contra la población, y las violaciones de derechos humanos allí están bien documentadas.

Tras la resistencia de Afrin, nuestras fuerzas participaron en la batalla contra el último territorio del llamado califato del ISIS: la batalla de Baghoz. En marzo de 2019, se declaró la derrota del ISIS y miles de sus combatientes y afiliados se entregaron a las SDF, entre ellos, ciudadanos de todo el mundo que habían llegado a Irak y Siria para unirse al califato. Las fuerzas de las YPG y las YPJ pagaron la derrota del ISIS con la vida de 11.000 mártires. Pagamos este precio sabiendo que no sólo estamos protegiendo a Siria y Oriente Medio, sino a toda la humanidad contra los riesgos que plantean la ideología y la organización del ISIS.

El mismo año de la derrota del ISIS, el Estado turco (junto con sus grupos islamistas aliados) lanzó otra operación militar contra nuestros territorios, que condujo a la ocupación de dos de nuestras ciudades: Serekaniye y Gire Spi. Miles de civiles se convirtieron en refugiados y, al igual que en Afrin, se violan sistemáticamente muchos derechos humanos. Además, el Estado turco está utilizando estas regiones ocupadas para dar paso seguro a los miembros del ISIS que se dirigen a las zonas de las AANES.